Capitulo 68: Armadillo

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     Pov Beatriz:

     Me desperté porque escuché que alguien tocaba el piano pero no me encontraba con fuerzas de bajar al sótano. Como pude me levanté del sofá para ver si podía cenar algo y vi que me habían dejado una nota "¡¡Soy Carlitos!! Te hemos dejado un termo con sopa de pollo en el frigorífico, no hace falta que la calientes y tómala despacio ¿¿¿eh???". Carlos me daba a mi que estaba hecho un cocinillas. Empecé a buscar el termo y lo encontré. Lo puse a calentar un poco porque se quedó abierto y estaba frío. Cuando lo cogí lo destapé para ver si estaba suficiente caliente y lo estaba, pero quien estuviera tocando el piano le dio un estruendo y se me calló el termo de las manos abrasándome entera.

     - ¡¡¿Quién será el del piano?!! - soplándome.

     ? - ¿Estás bien? - tocándome el hombro.

     - ¡Ah! ¡¿Por qué te emperras en que me de un infarto?! - dándole tortazos en el hombro.

     James - Por mucho que me des no me va doler.

     - ¿Me estás poniendo a prueba? No me tientes anda...

     James - No, si yo no te tiento. Eres tu sola.

     - ¿Quieres que repita contigo la patada que le di a Mikel?

     James - No, que yo quiero tener descendencia - Di un bufido y yo tan tonta de mi me fui a sentar al sofá mojada y me volví a quemar.

     - Joder ¿Es que hasta los muebles están en contra mía?

     James - Anda ven - Fui con James a su cuarto y me dio una sudadera. Ni que decir tiene que la sudadera me servía de vestido.

     - Sólo me faltan las zapatillas y parecería una abuela.

     James - Ah ¿Pero no lo eres? - Me tuve que reír, había sido un puntazo. Cuando lo era no se podía discutir.

     - Me vuelvo a salón a cenar.

     James - Tienes fiebre, deberías estar en la cama.

     - Otro y si no tuviera sueño ¿Me obligaríais a dormir?

     James - Claro ¿no ves que eres un bebé?

     - Hablamos de bebés ¿No? Entonces a ti te tendrían que poner un pañal.

     James - En serio, quédate aquí, ahora te lo subo - James se fue y me acababa de dar cuenta de que era la habitación de James en la que había estado antes durmiendo, vino con el termo y con el edredón.

     - ¿Dónde estás durmiendo?

     James - En la habitación donde estabas.

     - Bueno pues ahora me voy y tu te quedas aquí.

     James - Oye que no me importa que duermas aquí.

     - ¿Y quitarle la cama al señorito? No no.

     James - No hace falta que me vaya a ningún lado, dormimos aquí los dos - Madre del amor hermoso, la que se me venía encima ¿Dormir con James? Eso iba a ser imposible. Me tomé el termo y noté que sabía raro.

     - ¿Por qué sabe raro?

     James - Ah bueno, es que le han echado tus medicinas.

     - ¡James!

     James - Ni James ni mierdas, ahora a dormir - Vale, a mí me iba a dar un ataque. Me estaba ordenando ir a dormir a su cama y con él. Yo ya no era persona. El se fue al baño a cambiarse y yo, con sudadera incluida me tapé hasta arriba con el edredón - ¿Quieres dormir con la luz encendida? - Me destapé un poco y lo vi en la puerta del baño sin camiseta y no pude evitar mirar su torso. Estaba encendida, entre ésto y la fiebre... vaya noche iba a pasar.

     - No. Siempre lo hago con la luz apagada - James me levantó una ceja - ¡Dormir me refiero!

     James - Ya lo se - Me volví a tapar y me di la vuelta. Me quedé traspuesta y ni me enteré de lo que me estaba diciendo - ¿Bea? ¿Estás dormida? - Me quedé quieta sin saber que decir ni hacer. Casi me muero cuando James me cogió hecha un ovillo y me rodeó con sus brazos. Yo parecía un armadillo, hecha una bola y esto me estaba superando demasiado. Por la mañana hablaría con Su antes de que se fueran a la universidad.

Una triste realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora