Pov Beatriz:
Después de mandar a cupido con su ángel seguí viendo la televisión, pero la verdad es que me aburría, así que decidí ir a comprar unos regalos a los chicos por estar portándose así con nosotras. Me vestí y me fui dando un paseo, me preguntaba como le irían las cosas a esos dos. Jajaj, o me daban las gracias o me mataban. No por Dios matarme no. Me metí en el centro comercial sin saber que comprarles, pero fui un poco a lo boleo. A Kendall le encargué una guitarra de marca española, seguro que le encantaba. A James le compré una camisa, esperaba que se la pusiera, a Carlos le compré una de esas maquinas de hacer palomitas y a Logan le compré un juego de pañuelos a juego con su moto, aunque no sabía muy bien para quién iba ese regalo, si para él o para Su jajaj. Decidí que ya iría otro día con las chicas. Iba a llamar un taxi cuando me llamaron por teléfono.
- ¿Si?
? - Bea, soy tu tía Amanda.
- Hola tía ¿Qué tal todo por España?
Amanda - Todo genial, te llamaba por el tema de la herencia de tus padres.
- Creía que no me habían dejado nada.
Amanda - Si que te han dejado y no poco precisamente. Mañana irá un abogado para la lectura de tu parte del testamento. Bueno la única.
- ¿Pero por qué ahora?
Amanda - Querían que fueras más mayor para recibirla y ya ha llegado ese momento.
- De acuerdo. Un beso tía - Colgué y antes de que pudiera meter el móvil en el bolsillo del pantalón me cogieron dos personas y me llevaron hasta el callejón. Me pude dar cuenta de que eran Mikel y su amigo y sus intenciones no eran muy buenas que digamos. Antes de que pudiera quitarme la camiseta escuché un grito. Era Dustin y de pronto sentí como si no pudiera respirar y miré hacia abajo y Mikel me había clavado lo que parecía ser un trozo de cristal bastante grande. La sangre no tardó en brotar pero no pude moverme. Los dos susodichos salieron corriendo y yo intenté mantener la calma.
Dustin - Si es que lo sabía ¡joder!
- Tienes que sacármelo. No... no puedo respirar.
Dustin - Ya lo s, pero tranquila que vamos al hospital.
- No,al hospital no. Se enterarán todos e irán a matarlo. Vamos a tu casa.
Dustin - ¿Estás loca?
- Dustin, tu y yo sabemos lo que pasará si voy al hospital y no quiero que vaya a la cárcel por mi culpa. Se que tu estudiaste medicina.
Dustin - Si, pero para esto no joder - llevándose las manos a la cabeza.
- Vamos, por favor - Dustin me dio su chaqueta ocultando la herida y llamó por teléfono. En nada se presentó Sandy con el coche y me subieron. Me llevaron a casa de Dustin y me tumbaron en la mesa del comedor.
Dustin - A ver Sandy. Abre mi armario y tráete ésto - Lo miré no sabiendo muy bien lo que iba a hacer pero el lo entendió - No eres a la primera a la que le ha pasado. Se lo que me hago
- Eso... espero.
Dustin - Te lo digo porque te lo tengo que decir, te lo tengo que hacer a pelo. No tengo lo suficiente.
- No pasa... nada. Aguantaré lo que pueda. En... el peor de los... casos me quedaré inconsciente y... no sentiré... dolor. Mejor así - Sandy vino con un bote de agua oxigenada, gasas, vendas, lo que parecían una jeringuillas con medicamentos, agua e hilo quirúrgico - Joder, menos mal que no... sabías mucho.
Dustin - A ver Sandy sujeta a Bea.
Sandy - No me creo que lo haya hecho - ¿Qué sabían esos dos que no sabía yo? Yo estaba tan tranquila hablando con Sandy mientras que Dustin preparaba las cosas cuando me sacó de golpe el cristal. Se me cortó la respiración. Parecía como si me hubieran metido un hielo y me estuviera quemando por dentro.
- ¡¡Hijo de puta!!
Sandy - Tranquila - Perdí la cuenta de cuantas gasas me puso Dustin mientras que preparaba lo demás. No se iba por las ramas. Me echó casi todo el bote de agua oxigenada y yo por poco no salto hasta el techo. No dejaba de morderme el labio para aguantar el dolor.
Dustin - Mira, no podemos seguir así. O te llevo al hospital o te dejamos inconsciente. No pienso coserte ese cacho de herida a palo seco.
Sandy - Tu eliges.
- Dame un porrazo en la cabeza - Dicho y hecho. Ya había soportado todo el dolor que podía y el hospital ni de broma. Aunque estaba inconsciente sentía el dolor, no tanto, pero algo es algo. Creo que pasaron 20 minutos cuando me desperté.
Sandy - Hey, ya está.
Dustin - Bueno, eso de que ya está... - Me incorporé como pude y vi que tenía debajo de la costilla una linea de unos 13 cm de larga. La cubrían un montón de puntos, pero aún así me salía todavía un poco de sangre - Te hemos puesto unos puntos en la cabeza por el porrazo, una cosa ¿Tu sabes ponerte inyecciones?
- Hombre, como saber mucho no se, pero si se me dices como es.
Dustin - Ten - me dio cinco jeringuillas - Te las tienes que poner debajo de la herida, así que necesitarás a alguien que te ayude.
Sandy - Otra cosa, ahora porque estás en caliente pero lo más seguro es que te empiece a doler cada vez más. Tienes que curarte tres veces al día - Me dieron una bolsa con todo y lo metí en las de los regalos. Me vendaron y me tuve que sentar.
Dustin - ¿Tu crees que les podrás ocultar lo que ha pasado?
- Esperemos, sino los veo comprando una... pistola para que mate a Mikel ¿Me vais a... contar lo que... me iban a... hacer?
Sandy - Lo escuchamos hablar con su amigo pero no se escuchaba muy bien - Dustin y Sandy se miraron, no me iban a decir la verdad.
- Contadme... la verdad. Por favor.
Sandy - Pensaban violarte y luego dejarte tirada en un contenedor.
- ¿Muerta?
Dustin - Si - Dios mío, Mikel me quería muerta - Lo he denunciado. Como llegué yo no te hizo nada, conmigo no se atreve.
- Llevadme a casa... de los chicos.
Sandy - ¿Tu estás loca? Ahora mismo si te vieran aparecer se darían cuenta.
- Me da igual. No quiero estar fuera. Por favor - derramando unas lágrimas - Estoy aterrada.
Dustin - Bueno vale. Sandy ayúdame - Entre los dos me cogieron y me subieron en el coche, intentaría por todos los medios que no lo supieran. Llegamos y se emperraron en entrar conmigo. Dejaron las bolsas en la encimera de la cocina y se fueron. A los tres minutos llegaron todos. Yo instantáneamente me llevé la mano a la herida.
Carlos - ¡¡Hola!! ¿cómo está la enferma? - dándome un abrazo.
- Bien. Sólo un poco... dolorida - Busqué con la mirada a Logan y a Su y estaban los dos al final del todo.
Kendall - ¿Qué son estas cosas?
- Unos... regalos. El... tuyo está... encargado.
Nat - ¿Y ésto? - Mierda. Nat abrió la bolsa con las cosas de Dustin.
- Oh... nada - llevándome la mano a la cara.
Su - ¿Por qué tienes la mano manchada de sangre? - Me miré la mano, la venda se había caído.
Carlos - ¿Pero que narices...? - cogiendo el trozo de venda. Sólo me cubría la chaqueta de Dustin. No podía ocultárselo a ellos, al menos no les dirían quién había sido.
- Lo siento mucho, de verdad - echándome a llorar.