Capitulo 79: Voces en mi cabeza

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     Pov Beatriz:

     Parecía que el tiempo no pasaba, quería hablar con James pero ya, pero parecía que la cena no llegaba, así que no quise esperar más y decidí abordarle. Me dirigía hasta él pero vi que recibía una llamada a su móvil y se apartó del resto yendo hasta el estudio. Eso no me frenó y lo seguí... se que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas pero no me pude resistir. 

     James - Hola preciosa... ¿qué tal estás? Supongo que tan guapa como siempre... ya lo se, yo también te echo de menos a ti... en cuanto pueda voy a visitarte y me estoy unos días contigo... vale vale, prometo llamarte yo la próxima vez... te quiero, un beso enorme - ¡¿Qué?! James hablaba con una chica y en plan muy cariñoso... y yo aquí haciéndome ilusiones de que él sintiera algo por mi, que idiota me sentía en ese momento. Vi que iba a salir así que me escondí como pude y no me vio. Yo sólo pude ver la sonrisa que llevaba al volver a la sala con el resto. Se me quitó totalmente el hambre y preferí volver a mi cama de nuevo, me acosté no sin antes cerrar mi puerta con pestillo, no me apetecía que nadie me molestara esa noche. Quería cerrar los ojos y que se me fuera de la cabeza, pero al cerrarlos sus ojos, su boca, su asombroso abdomen, aparecían en mi mente ¡¡No Bea no!! Me dije a mi misma, a él no le gustas. Él seguro está con alguna modelo espectacular de cuerpo pero con poco cerebro, eso es lo que a los chicos como él le gustan. Como no podía dormir opté por escuchar música, me puse los cascos y empecé a escuchar a un cantante muy famoso de mi país llamado Pablo, Pablo Alborán, sus canciones casi todas hablaban de amor pero necesitaba sentir en ese momento el llanto al escuchar sus palabras. Cuando ya empecé a soltar las lágrimas picaron a la puerta, no quise contestar a ver si así se fuese quien había venido, pero volvieron a insistir...

     - Seas quien seas no quiero hablar con nadie.

     Kendall - Soy yo Kendall ¿no quieres bajar a cenar?

     - No, no tengo hambre - intentaba disimular que estaba llorando a moco tendido pero no se si lo conseguí.

     Kendall - ¿Qué te pasa Bea? ¿por qué lloras? - "Mierda" pensé.

     - Por nada Kendall y por todo.

     Kendall - ¿Por qué no me abres y hablamos?

     - En serio Kendall, no me apetece hablar.

     Kendall - Pues ahora te subo algo de cena, recuerda que tienes que tomar tu medicación o la herida no se curará.

     - ¡¡No Kendall!! ¡¡no quiero comer!! - grité pero él ya había bajado a por mi comida y por aquellas malditas pastillas. A los cinco minutos volví a oír pasos y de nuevo golpes en mi puerta - Kendall ya te dije que no quiero comer.

     James - Bea no soy Kendall, soy James, ábreme que recuerda que tenemos que hablar.

     - Ahora no me apetece, ya mañana si eso - le dije mostrando toda la frialdad y desinterés posible.

     James - Pero Bea, es importante, además he traído tu cena, Kendall me la dio y le prometí que ibas a comértela.

     - Pues tendrás que romper tu promesa. Hasta mañana James - fui seca lo se, pero no quería volver a sufrir por alguien y menos si ese alguien no valía la pena. Pero ¿a quién demonios quería yo engañar? ¿que no valía la pena? Estaba mal porque él quería a otra, pero menos al principio él había sido dulce conmigo y tenía que asumir que sólo sería mi amigo. Abrí la puerta para dejarlo entrar pero ya no estaba, junto a la puerta había dejado la bandeja con la comida y sobre ella una rosa roja, pensé que era la rosa más bonita que había visto nunca y era para mi y de James... "Bea que te embalas de nuevo, respira hondo y tranquilízate" volvió a sonar en mi cabeza. Cogí la bandeja y la entré a la habitación, al pasar junto al espejo me saqué la lengua, joder estaba fatal... ya me hacía burla a mi misma y todo. No quise pensar más en el asunto en cuestión, así que como una buena enferma que era me comí toda la comida y me tomé las pastillas, que por cierto sabían a rayos y me metí en la cama, durmiéndome enseguida. A la mañana siguiente el ruido que hacían los demás me despertó. Me extrañó no ver la bandeja donde la había dejado, pero en eso vi entrar a James.

     James - Vamos Bea, a levantarse, hoy me quedo aquí contigo para cuidarte.

     - No, quiero que te vayas a la universidad con el resto, no necesito niñera.

     James - ¿Pero qué te pasa? No tienes motivos para estar así.

     - ¿Qué no los tengo? Pues que te ataquen a ti como lo hicieron conmigo y luego si eso me cuentas ¿vale?

     James - Estoy intentando que te sientas mejor y tu me hablas así... ¿sabes qué? Mejor me voy.

     - Vale chaito - dije yo en tono burla. En cuanto salió de mi habitación dando un portazo, yo ya me estaba arrepintiendo de como lo había tratado pero por mucho que lo llamé ya no volvió. Seguro que estaría enfadado conmigo, tendría que hacer algo para remediarlo.

Una triste realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora