Capitulo 88: Bad day

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     Pov Beatriz:

     Abrí los ojos a eso de las nueve de la mañana. Me quedé extrañada al no despertar en mi cama pero luego me acordé de lo que había pasado y suspiré resignada. Me percaté de que estaba sonando en la radio "Bad Day" de Daniel Powter. Me hice un moño, me puse encima del pijama un sudadera y bajé.

     Dustin - Siento si te he despertado - dijo apagando la radio.

     - No pasa nada ¿Quieres que te haga el desayuno?

     Dustin. No por Dios, tu eres la invitada.

     - Que menos - Al final Dustin accedió y me puse a hacerle el desayuno. Preparé tostadas, chocolate y unos croassants. Antes de que pudiera darle mi primer bocado al croassant me llamó Su - ¿Si?

     Su - ¿Cómo que si?

     - ¿Y qué quieres que te diga?

     Su - No se, por ejemplo... ¡ah si! ¿Por qué coño te has ido?

     - Su, ya dejé una carta ¿No te vale?

     Su - Me jode mucho que te vayas por su culpa.

     - A ver no confundamos las cosas. Yo no me voy por su culpa, sólo que ha habido una serie de circunstancias y lo de James me dio un empujón para que lo hiciera

     Su - ¡Pero no es justo! ¿No te das cuenta?

     - No, lo que no es justo es que yo intentara explicarme bien y con tranquilidad y el orgulloso de James no me dejara tirando tu puerta abajo ¿Quién ha sido el injusto? - Escuché susurros por el teléfono. Estaba hablando con otra persona.

     Su - Vale ¿Pero de verdad te compensa?

     - Hombre, no se. En estos últimos meses me ha pasado de todo. Creo que necesito un respiro.

     Su - Pues tenlo, pero aquí.

     - Su te tengo que colgar ¿Vale? Un beso - Colgué porque sabía que como siguiera hablando con ella me iba hacer cambiar de opinión. Estuve leyendo uno de los muchos libros que tenía Dustin pero me empecé a encontrar mal y decidí ponerme el termómetro. Volvía a tener fiebre. Ya no sabía si era por el resfriado o por la herida, así que con mucho cuidado y sudadera incluida me metí en la cama tiritando de frío y antes de dormirme escuché como Dustin llegaba, pero no lo hacía solo.

Una triste realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora