— ¡Val!— Noel exclama desde el pasillo con cierto tono de frustración en su voz— ¿puedes demorarte un poco menos? ¡cuando lleguemos ya no quedarán cervezas!
— ¿Puedes dejarla en paz?— escucho la voz de Maia desde la escalera subiendo hasta el pasillo donde se encuentra Noel.
— ¡Llegaremos tarde!— se queja él una vez más.
— Es sólo una fiesta, Noel. Hay una nueva cada sábado.
Yo me doy un último vistazo en el espejo. Noel está enfadado porque dije que estaría lista hace una hora y media y no lo estoy, y ahora tengo que salir allí y pedirle que que pasemos por Jude y Abby y probablemente vaya a tirarme una cerveza en el rostro cuando lleguemos a la fiesta.
Mi cabello rubio está amarrado, mi maquillaje está bien, pero el vestido que me regaló mi madre no termina de convencerme. Sin embargo, cojo mi chaqueta y abro la puerta. De todas maneras, Maia dijo que se me veía bien.
Ellos parecen estar discutiendo en voz baja cuando yo me dejo ver. Ambos giran su rostro para clavarme la mirada encima; Noel suelta un enorme y exagerado suspiro de alivio como si yo me hubiera demorado un día entero, y Maia esboza una sonrisa tan grande en mi dirección que no puedo evitar avergonzarme.
— ¿Estabas cosiendo el vestido a mano o qué?— Noel levanta una ceja en mi dirección. Yo trago saliva.
— No iré— murmuro.
Noel y Maia abren los ojos con sorpresa; antes de que Noel pueda decir algo que me haga sentir como si fuera él mi padre y me estuviera regañando, yo me apresuro a sacudir las manos en el aire para que guarden silencio.
— A menos que pasemos a buscar a Jude y a Abby— añado.
Puedo notar la manera en la que la mandíbula de Noel casi toca el suelo y la pequeña risita que Maia suelta por lo bajo para que su mejor amigo no la escuche.
— Te lo juro por nuestros padres, Val— murmura mi hermano mientras hace su camino por las escaleras— un día vas a volverme loco.
— ¿Ya comieron algo?— nos pregunta Maia cuando estamos en el primer piso. Noel se gira de golpe y me lanza una mirada.
— No tengo hambre— admito.
Maia y Noel niegan con el rostro de manera eufórica.
— Ve y coge algo— me dice Noel casi en una orden.
— Pero no tengo hambre— insisto.
— Val, no quiero que te desmayes con la primera cerveza que tomes, así que coge un sándwich o algo— me pide Noel, ahora un poco más frustrado.
Ups.
Yo corro a la cocina por un paquete de galletas y luego paso por la sala de estar para despedirme de mis padres.
— ¡Noel!— grita mi madre desde el sillón— ¡Maia!
Ellos se aparecen por el lugar casi tan rápido ella menciona sus nombres— ¿a qué hora volverán?— pregunta la mujer.
Noel y Maia se observan confundidos.
— No lo sé— admite Noel.
— Necesitas cuidar a tu hermana— le dice mi padre— Valerie no acostumbra a ir a fiestas con personas más grandes que ella.
Mi hermano rueda los ojos.
— Sólo son un año mayor— se queja. Yo ruedo los ojos; a veces Noel puede cambiar de opinión de manera sorprendentemente rápida.
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La chica nublada
Teen FictionValerie cree que Maia tiene una novia, pero no le pregunta porque no es de su incumbencia. Además, es la mejor amiga de su hermano. Y la conoce desde que eran niñas. Y sus padres la tratan como si fuera de la familia. Incluso para la última navidad...