45. El vómito verbal.

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Ese sábado antes de que Maia pase por mí para ir a su barbacoa, Jude y yo estamos al teléfono y de lo único que parece querer hablar es de Noel, de lo lindo que es y de lo mucho que adora aquella cita que han tenido. 

Me recuesto boca arriba en la cama y dejo que la palma de mi mano sostenga mi nuca. 

— ¿Entonces qué?— le pregunto poniendo el altavoz mientras balanceo mis pies una y otra vez al mismo tiempo que decido mentalmente qué me pondré para la barbacoa de Maia— ¿le darás una oportunidad a Noel? ¿ahora serán una especie de pareja en la escuela?

Puedo escuchar el silencio desde el otro lado; sé que Jude está inseguro con respecto a Noel y honestamente, yo también lo estoy. No sé mucho sobre lo que ha sucedido entre ellos dos, pero lo que sí sé es que Jude parece haber salido decepcionado más de una vez y odiaría que eso vuelva a ocurrir, sobre todo cuando últimamente parece ser mi único y mejor amigo. 

— No lo sé, Valerie— admite después de una larga pausa de silencio— estoy intentando darle una oportunidad, pero no sé hasta qué punto.

— ¿A qué te refieres?

Jude nuevamente se toma un momento para hablar.

— ¿Qué tal si soy un capricho suyo?— pregunta con la voz algo entristecida. Yo trago saliva y le doy unas cuantas vueltas a lo que mi amigo me está diciendo; entiendo su inseguridad y supongo que como su amiga y como alguien que conoce a Noel, debería decirle la verdad sobre lo que pienso. 

— Yo también tengo miedo— admito— de que Noel pueda hacerte daño. 

Puedo escuchar el crujir del corazón de Jude desde el otro lado del teléfono, así que me apresuro a hablar antes de que estalle en lágrimas o ponga música triste a un volumen increíblemente ruidoso. 

— Pero también es verdad que debes gustarle mucho, Jude. 

— ¿En serio?— mi amigo suelta un suspiro incluso antes de que yo pueda terminar la frase que recién estoy elaborando en mi cabeza. 

— Sólo digo que nunca en la vida había hablado sobre alguien en un sentido romántico— murmuro— mucho menos había hecho el ridículo por alguien delante de mí. 

Jude suelta una enorme carcajada y se pone a tararear la letra de la canción que Noel le escribió y le mostró hace un día atrás.

— ¡Por favor, no!— le pido— ya es demasiado sufrimiento tener el recuerdo en mi cabeza. 

Nuestra conversación se ve interrumpida por la voz de Maia en las escaleras, así que me despido de él y corro hasta el primer piso para encontrarme con la muchacha. A medida que me voy acercando a la cocina puedo escuchar las voces de mis padres y las carcajadas de mi hermano junto a su mejor amiga. 

Cuando me aparezco por el lugar, todos se giran a observarme. 

— Hola— es lo único que me atrevo a murmurar.

— Hola— dicen todos al unísono. 

Raro. 

Deslizo mi cuerpo hasta uno de los taburetes y le lanzo una enorme sonrisa a Maia que  no tarda en devolverme; ella luce su playera de Leona Lewis y en vez de su gorra habitual luce una que parece de pescador. 

— ¿Te gusta?— me pregunta cuando nota que estoy observando el accesorio— es un regalo de cumpleaños adelantado. 

Mi corazón se paraliza durante unos segundos. 

— Tu cumpleaños no es hasta dentro de dos meses— murmuro con el ceño levemente fruncido. Maia asiente. 

— Gilly dice que prefiere regalarme cosas en caso de que me marche pronto— sentencia.

La chica nubladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora