17. Así que Pierre, ¿uh?

8.8K 799 255
                                    

A la mañana siguiente observo el mensaje de Jude en mi teléfono celular e intento elaborar una posible respuesta, pero no sé exactamente qué escribir. No es como si Jude me debiera algún tipo de explicación y aún así me la está dando. 

"Te juro que no sabía que era ella"

"¿Qué le digo?

"¡Respóndeme! ¡estoy tan nervioso como tú!"

¿Pero qué puedo decirle? No es culpa de Jude que Maia haya tenido un romance en el verano y tampoco es culpa de Maia que una chica linda se haya puesto en su camino hace unas semanas atrás. 

— ¡Valerie ¿te puedes apresurar?!— grita Noel desde el piso de abajo— ¡o tendrás que coger el autobús de nuevo!

— ¡En un segundo!— grito mientras termino de vestirme. Bajo las escaleras rápidamente sintiendo mis pulsaciones al límite; mis padres se pasean de un lado hacia otro regañando a Noel por no haber hecho las compras del supermercado mientras Maia intenta aguantar la risa de ver a su mejor amigo siendo regañado. 

— Deberías aprender de Maia— gruñe mi padre— apuesto que siempre hace las compras sin regañar. 

Noel rueda los ojos mientras Maia asiente con el rostro, aún riendo.

— Sin excepción— asegura. 

— Haré las malditas compras después de la escuela— murmura Noel a regañadientes— ¿por qué Valerie no tiene que hacer nunca las compras?

— Porque Valerie no tiene auto, pedazo de inteligencia humana— gruñe Maia. 

— ¿Es mucho pedir que hagas las compras?— mi madre lo fulmina tanto con la mirada que Noel da un paso atrás y niega desesperadamente con el rostro— eso pensé— murmura mientras me clava la mirada encima y esboza una pequeña sonrisa— ¡cariño!— ella deposita un suave beso en mi frente— ten un adorable día.

Noel rueda los ojos y me observa.

— ¿Por qué te demoras tanto?— pregunta frustrado. Yo me encojo de hombros y tomo asiento en frente de un bowl de Froot Loops ya servido, y antes de rechazar el plato porque me queda muy poco tiempo, reparo en que Maia ya ha quitado todos los de color azul y los ha dejado en su plato.

Yo modulo un "gracias" en su dirección mientras mi padre deposita un beso en mi frente y desaparece junto a mi madre. Noel se da vueltas alrededor de la cocina volviéndose loco por encontrar un poco de café.

— No queda café— anuncia— creo que sí debería hacer las compras después de todo. 

Maia guiña un ojo en mi dirección y acto seguido su teléfono comienza a sonar de manera desesperada. Por inercia, Noel y yo clavamos la mirada en el aparato para leer el número desconocido que se aproxima en la pantalla.

— ¿Quien es?— pregunta Noel curioso. Maia rueda los ojos.

— No lo sé, Noel— ella levanta la pantalla en su rostro— número desconocido. 

Noel coge el teléfono de golpe y se lo lleva al oído para contestar.

Probablemente una persona normal estaría encima de Noel pidiéndole el teléfono de vuelta y rogándole para que no conteste su llamada, pero Maia no es así.

Me agrada Maia porque siempre es increíblemente tranquila para todo; y supongo que eso queda en evidencia cuando te das cuenta de que lleva tres años siendo mejor amiga de una de las personas más molestosas que conozco y nunca ha perdido la paciencia con él; de hecho, creo que ni siquiera ha discutido con él en toda su vida.

La chica nubladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora