49. Nunca le creas a Jude cuando diga estar estudiando anatomía.

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La primera semana Maia se aparece todos los días por mi casa y por más que toque la puerta y me pida que hablemos, no puedo evitar ignorar lo que tiene para decirme.  Siento una tristeza en mi interior que nunca en la vida había sentido antes; nunca había sentido como si el mundo se fuera a acabar solamente a causa de una pelea, pero aquí estoy. Soltando lágrimas cada vez que alguien menciona su nombre. 

La segunda semana Maia deja de aparecer, pero es Jude quien comienza a venir a casa con paquetes de frituras y cajas de donas para intentar subir un poco mi ánimo, y por más que agradezca que sea un buen amigo y que se haya visto todas las temporadas de Diario de Vampiros conmigo, a veces solamente quiero decirle que se marche para poder estar sola; sobre todo cuando Noel se aparece por mi habitación y él y Jude comienzan a coquetear de manera indiscreta. 

No puedo dejar de pensar en Maia y Aria juntas y a ratos me pregunto si es que Aria hizo todo eso para que nos separemos; ¿puede alguien ser así? ¿puede alguien tener ese nivel de maldad en su cuerpo? ¿Abby quiso ser partícipe de todo esto o realmente se preocupó por mi durante unos cuantos segundos?

Sé que Jude es mi amigo y que Noel estará para escucharme a pesar de que la simple idea me cause una incomodidad increíble, pero sin Maia no puedo evitar sentirme increíblemente solitaria. 

Ese viernes Jude se aparece por la puerta de mi habitación como es de costumbre; en una mano sostiene un paquete de mis  palomitas de microondas  preferidas y en la otra sostiene una larga lista de nuevas películas para ver.  Supongo que ya está cansado de verme llorar con Diario de Vampiros. 

Ni siquiera sé cómo es que siempre logra adivinar mis sabores favoritos; la vez pasada trajo donas de glaseado de canela y puedo jurar que nunca le mencioné lo mucho que me gustaban. 

— Tienes que elegir entre Buscando a Nemo y...— antes de que Jude pueda seguir hablando, Noel entra en la habitación para interrumpirlo. 

— Escuchen— murmura él observándonos a ambos. Nosotros le clavamos la mirada encima con cierta expresión de confusión en el rostro— es el cumpleaños de Maia y...

— El cumpleaños de Maia no es hasta mañana— me quejo de manera inmediata, y me siento pésimo por no estar comprando un regalo para ella o por no estar preparando una enorme sorpresa, pero ni siquiera tengo el ánimo para levantarme de la cama y además cada vez que su rostro se me viene a la mente siento como si mi corazón fuera estallar en un millón de pedazos. 

— Pero mañana sus padres de acogida la llevarán a conocer su futura universidad así que no podré estar con ella— gruñe Noel.

Mi corazón se paraliza de inmediato y no puedo evitar temblar durante unos cuantos segundos; ¿eso significa que finalmente tomó una decisión? ¿Maia realmente no estará aquí el otro año? 

— Así que..— continúa Noel— dado que mis padres estarán fuera de la ciudad hasta el lunes por eso de la editorial, decidí que le haría una fiesta sorpresa.

Mis ojos se abren como dos platos en dirección a Noel; quiero regañarle pero sé que estaría siendo igual de egoísta como él lo es siempre y no sé si quiero tomar ese camino, por más que me duela que Maia se haya convertido en una especie de amiga lejana de un día para otro. 

— Sé que terminaron y todo eso...

— ¿Ella te dijo que terminamos?— lo interrumpo. Noel sacude el rostro durante unos cuantos segundos— ¡lo hizo!— exclamo, ahora evidentemente destrozada. Ni siquiera sé si tengo el derecho de sentirme así cuando probablemente Maia no tenga la totalidad de la culpa; supongo que ambas hicimos y dijimos cosas fuera de lugar, pero, ¿en serio terminó todo antes de siquiera empezar por completo?

La chica nubladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora