— Hey— murmuro abriendo la puerta de la habitación de Noel. Después de pasar un día entero encerrada en el baño con Jude, saltando cada clase a la que debía asistir y llorando por lo sucedido con Abby, supongo que lo mejor que puedo hacer es intentar hacer las paces con mi hermano.
Es como si este día no quisiera terminar jamás.
— Hey— me saluda Noel de vuelta, girando el rostro en mi dirección. Él está recostado encima de su cama revisando su trabajo de física por milésima vez.
— ¿Estaba malo?— pregunto, haciendo alusión al documento. Él lo aparta a un lado para fijar su atención en mí.
— No realmente— admite— sólo pensé que podría leerlo una última vez antes de entregarlo.
Yo asiento con el rostro algo insegura y dejo caer mi cuerpo al borde de su cama. Mis pies se mueven algo nerviosos en la alfombra del piso; Noel y yo no hemos intercambiado palabra desde lo que sucedió esta mañana y me aterra el hecho de que mi relación con Maia pueda afectarle de alguna manera u otra.
— Lo siento, Valerie— murmura Noel finalmente en medio de un suspiro. Yo clavo mis ojos en los suyos con cierta expresión de sorpresa; mi hermano se acaricia la mano mientras agacha la mirada en un intento por hacer la situación un poco menos incómoda— he estado siendo un imbécil con todo esto de ti y Maia.
Ambos nos quedamos en silencio durante otros cuantos segundos hasta que finalmente decido sacar la voz.
— ¿Sabes qué es lo más chistoso?— pregunto enarcando una ceja. Noel me observa curioso— quizás no es tan terrible que hayas dicho eso en el auto esta mañana— admito. Noel me lanza una mirada cargada de confusión— en frente de Abby— le explico.
— ¿Por qué lo dices?— pregunta intrigado. Yo me encojo de hombros.
— Porque quizás solo así me pude dar cuenta de que es una pésima amiga— resoplo, intentando aguantar esas lágrimas que he estado soltando todo el día. Noel rueda los ojos como si no pudiera creer lo que está diciendo; pero supongo que por primera vez en mi vida siento que tengo la completa razón en algo.
¿Estuve mal en dejar que otras personas lo supieran antes que ella? Quizás. No es como si pudiera controlar lo que el resto asume o no de mí.
¿Es motivo para que se comporte como si yo mereciera ese trato? Definitivamente no.
Es mi mejor amiga. O al menos, lo era. Se supone que debe apoyarme y estar ahí para mí, y en el peor de los casos, Maia tiene razón; no es decisión del resto la manera en la que yo decido vivir mis propios procesos.
Lo que me recuerda...
— Lamento haberle dicho a Maia que tienes algo con Jude.
Los músculos alrededor del cuerpo de Noel se tensan. Mi hermano se pone rígido; sus ojos se clavan en los míos con intensidad y tengo la sensación de que no puede evitar tragar saliva por el mero hecho de que un nudo se ha colado de manera irrespetuosa en su garganta.
— Tenía, supongo— admite, y luego sacude el rostro— es algo más complicado, Valerie.
Yo frunzo el ceño.
— Pues decídete, Noel— él me observa haciéndose el desentendido— Jude es un ángel caído del cielo— la tristeza se apodera de los ojos de mi hermano. Yo tomo una gran bocanada de aire pensando en la manera en la que Jude se quedó a mi lado todo el día solamente para intentar que yo me sienta mejor.
— Lo sé— murmura mi hermano, pero no creo que lo sepa. Si lo supiera, no haría que Jude se sienta inestable cada semana.
— Entonces deja de jugar con él— le pido— Jude merece alguien que le haga saber cada día lo magnífico que es, Noel.
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La chica nublada
Teen FictionValerie cree que Maia tiene una novia, pero no le pregunta porque no es de su incumbencia. Además, es la mejor amiga de su hermano. Y la conoce desde que eran niñas. Y sus padres la tratan como si fuera de la familia. Incluso para la última navidad...