50. La fiesta de cumpleaños de Maia.

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Cuando el reloj marca las nueve  en punto Jude comienza a comentar la película que acabamos de ver pero ni siquiera podría saber qué tan buena estuvo porque no me detuve a verla en ningún momento; sólo estuve observando la pantalla de mi teléfono celular a la espera de alguna fotografía de Maia en redes sociales y, por más que actualicé una y otra vez la página de inicio, sólo conseguí ver una foto de los pies desnudos de Noel.

— Valerie— murmura Jude de repente. Yo giro mi rostro en su dirección e intento ponerle algo de atención; es lo mínimo después de que se ha pasado casi todas las vacaciones de invierno a mi lado.

— Disculpa— sacudo el rostro— es sólo que...

— ¿En serio no irás al cumpleaños de Maia?— pregunta finalmente en medio de un suspiro. Yo hago una mueca de resignación; ni siquiera puedo creer cómo es que estoy aquí acostada lamentando mi existencia en vez de estar junto a la persona que amo.

— No creo que me quiera allí— admito. Jude ruega los ojos como si la simple idea fuera ridícula.

— No creo que quiera allí a otra persona que no seas tú, Valerie.

Yo intento esbozar una pequeña sonrisa y me digo a mí misma que Jude tiene razón; es ridículo que Maia no me quiera allí. Ella me dijo que me ama y no creo que me haya estado mintiendo porque yo también lo hago; amo a Maia. La amo más de lo que jamás he amado a alguien y no puedo dejar que todo se deslice de nuestras manos como si hubiera sido un romance simple y vacío.

— Además— añade Jude— yo también me estoy perdiendo la fiesta por estar aquí contigo.

— ¿Auch?— pregunto haciéndome la ofendida. Jude suelta una pequeña risita por lo bajo.

— Y esta película de Harry Potter ni siquiera es mi favorita.

Yo abro los ojos con sorpresa.

— ¿Estábamos viendo Harry Potter?

Jude me da un pequeño golpe en el hombro antes de que estallemos en enormes y ruidosas carcajadas y por primera vez en esos días siento un poco de paz. No puedo evitar inclinarme hacia Jude y dejar reposar mi rostro en su hombro durante unos cuantos minutos mientras él abraza mi cuerpo hacia el suyo.

— Te quiero, Jude— murmuro en medio de un pequeño suspiro. Jude me abraza tan sólo un poquito más fuerte.

— Y yo a ti, Valerie.

Nos quedamos en esa posición durante unos cuantos segundos hasta que nos comenzamos a arreglar para salir. Obviamente mi atuendo no es el mejor, pero Jude se las ingenia para maquillarme de tal manera que la ropa no importe— o el menos eso es lo que dice él.

Durante una hora Jude solamente se limita a arreglar mi rostro, y honestamente, ni siquiera sabía que algo tan superficial podía causar ese nivel de satisfacción. El brillo en mis ojos y el labial rojo hacen que sienta como si todos mis problemas se hubieran esfumado en menos de cinco segundos.

— Me veo bien— murmuro para mis adentros observándome al espejo con sorpresa. Jude, quien hace unos minutos atrás sólo se limitaba a observarme concentradamente, ahora asiente de manera eufórica con el rostro y prepara su propia piel para maquillarse.

— Un poco de brillo— va diciendo mientras se pone encima casi la mitad del frasco. Yo suelto una pequeña risa por lo bajo; puedo sentir que mi corazón está latiendo con fuerza y sé de inmediato que es debido a los nervios. Ni siquiera sé lo que le diré a Maia; sólo sé que me presentaré en su cumpleaños sin una invitación y ni siquiera le llevaré un regalo.

La chica nubladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora