La semana pasa sin novedad alguna. Maia sigue escondiendo barritas de cereal en mi mochila y yo sigo encontrándolas en el tercer periodo sin saber cómo llegaron hasta allí. Noel sigue hablando con Abigail en secreto, y Jude y yo hemos estado tan ocupados en nuestro trabajo de inglés que ni siquiera he tenido un tiempo a solas con Maia.
Al menos he dormido todos los días con su playera al lado y debo decir que ya se le está desvaneciendo un poco su aroma.
Lo bueno es que mi madre me está enseñando a hacer pastelitos y ni siquiera sabía que cocinar podía ser divertido, pero para mi sorpresa lo es, y los pastelitos me quedan mucho mejor que esa masa de pizza que intenté hacer hace unos años atrás cuando Abigail vino a casa por primera vez.
Ese viernes en la mañana tengo un pastelito reservado especialmente para Maia, aunque nadie realmente sabe que está guardado para ella y yo simplemente lo he resguardado de todo el mundo. Es un pastelito especial porque a diferencia del resto, le he puesto un poco de chocolate entre medio de la crema de arándanos que hemos preparado con mi madre y también lo he decorado de tal manera que ha quedado una pequeña masa en medio con forma de corazón.
Bajo las escaleras y me apresuro a llegar a la cocina antes que el resto con el miedo de que alguien pueda coger ese pastel de arándanos. Mi madre y mi padre todavía no están tomando desayuno, pero aparecen tan sólo unos minutos después para saludarme y comer.
— ¿Quieren un pastelito?— pregunto en medio de una sonrisa. Ambos asienten con el rostro mientras yo me encargo de ser quien reparta aquellos pastelitos; no vaya a ser que alguien coja el que no debía...
— ¡¿Dónde está el pastelito con forma de corazón?!— pregunto asustada mientras busco en la bandeja. Mis padres se encogen de hombros mientras me lanzan una mirada cargada de preocupación— ¡había dejado el pastelito justo aquí, en medio!
Antes de que cualquiera pueda decir algo más, Noel se aparece por las escaleras mientras acaricia su estómago una y otra vez.
— No creo poder ir a la escuela hoy— murmura en medio de un quejido de dolor— comí muchos pastelitos de arándanos....
— ¡Te odio!— exclamo, llamando la atención de todos los presentes— ¡siempre tienes que arruinarlo todo!
— Valerie, cariño— mi madre frunce el ceño confundida— sólo era un pastelito, ¡hay muchos más!
— ¡No era cualquier pastelito!— le aseguro.
— ¿Por qué no?— pregunta mi padre confundido.
— ¡Porque tenía chocolate y una cubierta con forma de corazón!— una dramática Valerie se deja caer el asiento que está al lado de la mesa.
— ¿Para quien era?— pregunta Noel en medio de una mueca de diversión. Yo lo fulmino con la mirada de manera inmediata; odio que Noel siempre se tenga que entrometer en todo, ¡incluso en mis pastelitos de arándanos!
— ¡No me lo van a creer!— Maia cruza la puerta de entrada y antes de contar lo que sea que haya estado a punto de contar, ella frunce el ceño— ¿por qué tienen esa cara de funeral?— pregunta preocupada— ¿quien murió?
— El pastel de Valerie, al parecer— murmura Noel divertido. Yo ruedo los ojos e intento ignorarlo por completo.
— Pero si hay muchos pasteles ahí, Val— murmura Maia señalando la bandeja mientras mi madre asiente con cara de "fue lo mismo que yo te dije".
— No es lo mismo— le explico, ahora un poco más calmada— ese pastelito tenía chocolate y una cubierta con forma de corazón.
Maia esboza una pequeña sonrisa.
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La chica nublada
Teen FictionValerie cree que Maia tiene una novia, pero no le pregunta porque no es de su incumbencia. Además, es la mejor amiga de su hermano. Y la conoce desde que eran niñas. Y sus padres la tratan como si fuera de la familia. Incluso para la última navidad...