Gilly es enviada a casa ese mismo lunes.
El mismo lunes después de mi noche íntima con Maia. El mismo lunes después de mi fin de semana de cumpleaños. El mismo lunes de mi examen de matemáticas. El mismo lunes que cae justo dos semanas antes de que Maia y Noel se gradúen de la escuela (como es de esperar, los de último año siempre se gradúan dos meses antes que el resto de la escuela)
Mientras me siento en la silla de la cocina de mi casa y observo mi sándwich de queso no puedo evitar pensar en lo rápido que ha pasado el año y lo inquietante que me resulta el hecho de que Noel y Maia estén diciendo adiós a la vida escolar.
Ellos han salido de vacaciones un montón de otras veces y normalmente no es tan desgarrador, pero ahora no puedo evitar sentir un vacío en el pecho. No puedo creer que realmente estemos creciendo; el hecho de que Maia y Noel estén terminando su último año de escuela no solamente significa que ellos dejarán de ser unos adolescentes de secundaria, también significa que yo estaré a punto de dejar de ser una y todavía ni siquiera sé qué hacer con mi vida.
Quizás me gustaría tener todo un poco resuelto igual que ellos, o igual que Jude. Noel sabe que irá por física, Maia siempre ha sido experta dibujando y Jude sabe de antemano que el maquillaje es lo suyo mientras que yo solamente me limito a existir.
¿Qué sucede si el día de mañana, cuando llega mi momento de dejar la escuela, no encuentro nada lo suficientemente interesante para hacer? A veces observo a Maia y noto la manera en la que dibujar la llena de mil maneras distintas y no puedo evitar sentir una especie de sana envidia hacia ella; ama tanto lo que hace que me dan ganas de amar algo así con la misma intensidad con la que lo hace ella.
— ¿Qué sucede, Valerie?— pregunta mi madre con el ceño levemente fruncido— apenas has tocado tu desayuno.
Yo me encojo de hombros y le clavo la mirada encima al asiento vacío de Noel; sólo dos semanas para que salga de la escuela pero ya se siente como si no estuviera aquí, y no hablo solamente por el hecho de que salió a tempranas horas en la madrugada para acompañar a Maia y a Bernard a recoger a Gilly, sino más bien el hecho de que no hay manera en la que alguna vez volveremos a ser lo que fuimos hace unos meses atrás.
No quiero admitirlo, pero no sabía lo mucho que me acercaría a Noel el estar en la misma escuela y convivir con él todos los días. Ahora que lo tengo cerca no quiero que nuestro tiempo juntos se acabe, pero ahí está el chiste, ¿no? Uno siempre piensa que el tiempo es ilimitado cuando en realidad... se esfuma de las manos tan rápido que ni siquiera nos damos cuenta de que sucede.
Me gustaría volver a revivir este año una y otra vez, pero no puedo.
Quizás ahí radica mi tristeza y ese interminable hueco en el pecho que siento; es mi corazón pidiéndome a gritos que intente ganarme a mí misma un poquito más de tiempo con dos de mis personas favoritas en todo el mundo.
Noel y Maia pueden estar listos para dejar su vida escolar, pero yo no estoy lista para que lo hagan.
¿Qué importa de lo que yo me pueda sentir lista de todas maneras? Es imposible detener el tiempo y debería saberlo más que nadie; no importa cuanto desee algo, el mundo no dejará de girar por nada ni por nadie, y mucho menos por mí.
— No puedo creer que tu hermano...— comienza mi madre y se detiene de golpe cuando yo la interrumpo de manera abrupta.
— Lo sé— le aseguro— yo tampoco.
Ambas nos lanzamos una rápida mirada como si eso fuera todo lo que necesitáramos para hacer sentir un poco mejor a la otra. Lo más divertido es que probablemente la mejor etapa en la vida de Noel será la que más nostalgia me cause.
ESTÁS LEYENDO
La chica nublada
Teen FictionValerie cree que Maia tiene una novia, pero no le pregunta porque no es de su incumbencia. Además, es la mejor amiga de su hermano. Y la conoce desde que eran niñas. Y sus padres la tratan como si fuera de la familia. Incluso para la última navidad...