— ¿Están seguros de que es aquí?— pregunta Noel confundido. El auto se detiene afuera de un callejón sin salida mientras todos observamos a nuestro alrededor de manera aterradora; hace unos minutos atrás no me importaba mucho sobre lo que pudiera suceder pero ahora todo me da un poco de mala espina.
¿Por qué me llegaría un mensaje en una caja directo a mi casa sobre alguien que quiere verme en una calle sin salida? Prácticamente soy una presa increíblemente fácil para un psicópata serial y no me había dado cuenta de aquello.
— Si— le asegura Jude observando el papel por milésima vez— esta es la calle.
— Pero aquí no hay nadie— farfulla Noel— ¿deberíamos bajarnos?
Jude se gira sobre el asiento de copiloto para observarme; honestamente todo parece una pésima idea y lo mejor a estas alturas sería volver a casa.
— Deberíamos irnos— les aseguro, y ahora ambos se giran en mi dirección— me está dando un poco de miedo.
Mi hermano y mi mejor amigo se giran de golpe nuevamente para observar lo que tienen en frente; un enorme mural blanco al fondo de una calle que parece completamente abandonada. Probablemente el cebo perfecto para alguien que quiere hacerme daño.
Quizás la persona que me envió el mensaje se asustó al notar que llegué en un auto junto a dos personas más y simplemente decidió huir; quizás ahora debería cambiarme el nombre e irme del país para siempre. Tendré que usar una peluca de por vida y nunca jamás podré dejar que la policía me agarre haciendo algo sospechoso porque inmediatamente se darán cuenta de que ni mi nombre ni mi rostro coinciden con mis huellas dactilares, ¡ay no! Creo que incluso tendré que borrar todas mis redes sociales y sólo podré comunicarme a través de llamadas en aparatos telefónicos imposibles de rastrear.
— ¿A quien esperan?— pregunta una voz conocida de repente, y hasta esas alturas no me había dado cuenta de que la puerta a mi lado se había abierto.
— No lo sabemos aún— responde Jude, quien parece igual de absorto en sus propios pensamientos— alguien citó a Valerie aquí.
— Me preguntó quien habrá sido.
De repente todos nos giramos en dirección a esa melodiosa voz solamente para descubrir el rostro de Maia.
Mi corazón da un vuelco; la muchacha lleva una caja de cartón y una enorme playera de una banda que no logro reconocer. Ella le regala una enorme sonrisa a Jude y a Noel antes de girarse por completo en mi dirección.
Por unos instantes siente el instinto de darme la mano en señal de felicitaciones, pero finalmente, abre los brazos para que yo pueda escabullir mi cuerpo en ellos y así recibir su calor; el mismo calor que tanto había estado deseando durante las últimas semanas y el que ahora me hace sentir como si estuviera en el paraíso.
— ¡Maia!— exclama Noel confundido— ¿qué haces aquí?
La muchacha suelta una carcajada antes de soltarme, y a pesar de que quiero rogarle que no lo haga y que aferre su cuerpo con el mío una vez más, ella se aleja de mí, y yo le permito hacerlo.
— Vengan a ver— murmura simplemente, bajándose del auto. Todos nos quedamos observando algo confundidos y simplemente decidimos hacer lo que la muchacha.
Cuando bajamos del auto, todos podemos notar la manera en la que ella camina hasta el mural blanco que está en el fondo de la calle justo en frente de nuestros ojos. La pared de cemento está algo desgastada y manchada, y en algunos lugares se puede notar cierto brillo y cierta viscosidad que Maia recorre como si la conociera a la perfección.
— El pegamento debería estar húmedo aún— se dice ella para sus adentros. Todos fruncimos el ceño; ¿qué se supone que estamos haciendo aquí y por qué Maia carga una enorme caja de cartón?
— ¿Tú enviaste la carta?— pregunta mi hermano con sorpresa.
Wow, Noel. Eres todo un detective.
Maia no dice nada; ella simplemente se encoge de hombros y abre la caja para dejarnos ver un montón de... ¿glitter?
Los destellos plateados reposan en aquella caja de manera serena y calmada, pero cada vez que Maia los mueve ellos se mueven con la muchacha. No entiendo aún qué es lo que estamos haciendo en este lugar pero me alegra que Maia esté dándose un tiempo para mí, sobre todo después de que no la he visto durante varias semanas.
Mi hermano y mi amigo se sientan en la esquina del auto de Noel mientras se abrazan el uno con el otro, como si quisieran dar espacio a la muchacha para que esté conmigo, aunque honestamente, ni siquiera sé si eso es lo que ella quiere de verdad, y lo puedo confirmar cuando se aclara la garganta y nos lanza una incómoda mirada a todos;
— Supuse que vendrían con Val— es todo lo que dice antes de clavar sus ojos en mí.
Ni siquiera sé cómo mirarla porque ni siquiera sé en que etapa de la relación estamos; sé que no puedo llamarla novia, pero tampoco es como si pudiera llamarla amiga. Maia nunca podrá volver a ser mi amiga después de que se convirtió en la persona que más guardo y cuido en mi corazón.
— Bien, Val, no sé cómo saldrá esto— ella suelta una pequeña carcajada por lo bajo y luego yo hago lo mismo que ella en un intento por intentar comprender la situación— es la primera vez que lo hago.
— ¿Hacer qué?— pregunto intrigada.
Maia esboza una última sonrisa antes de coger un poco de glitter y lanzarlo en la pared.
De primera doy un paso atrás, algo asustada. Mi corazón teme porque el glitter vaya a quedar esparcido por todo el suelo, pero eso no sucede; los destellos quedan pegados en la pared, justo en el lugar donde hace unos segundos había cierto atisbo de viscosidad.
Lentamente puedo llegar a comprender lo que esta sucediendo; Maia dibujó una capa de pegamento para que el glitter se adhiera a él. Ahora lo realmente intrigante es... ¿qué fue exactamente lo que dibujó?
Maia sigue esparciendo el brillo en la pared, con la mirada fija en sus manos y completamente concentrada de que los destellos no caigan en el suelo.
Cuando finalmente está listo, yo abro mis ojos con sorpresa; supongo que una parte de mi supuso que ella dibujaría mi rostro en la pared, pero nunca creí que quedaría de una manera tan prolija.
— Eso es increíble— murmura Jude cuando la obra ya está hecha— eres realmente increíble Maia.
Yo me llevo las manos a la boca, aún con sorpresa. De todas las personas que existen en el mundo, no puedo creer que sea Maia quien esté enamorada de mí.
Una pequeña lágrima de emoción se desliza por mi mejilla y no puedo evitar estallar en un pequeño llanto, justo antes de lanzarme a los brazos de la muchacha.
— Feliz cumpleaños, Val— murmura ella cuando mi rostro se esconde en el hueco de su cuello. Yo trago una enorme bocanada de aire; siento ganas de besarla, pero no quiero hacerlo aquí. No al frente de Noel y Jude y no cuando mis sentimientos y mis emociones están completamente sensibles.
— ¿Nunca te cansarás de dibujar a Val en las paredes de la ciudad?— pregunta Noel divertido. Maia se separa de mí de golpe; ella se queda pensativa durante unos cuantos segundos y, finalmente, se encoge de hombros.
— Todos merecen ver a alguien como Val— suspira ella— incluso si sólo es en un dibujo.
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La chica nublada
Teen FictionValerie cree que Maia tiene una novia, pero no le pregunta porque no es de su incumbencia. Además, es la mejor amiga de su hermano. Y la conoce desde que eran niñas. Y sus padres la tratan como si fuera de la familia. Incluso para la última navidad...