La chica nublada

18. El ataque de Valerie (y las tantas razones por las que casi muere)

— ¿Por qué estás tan nerviosa?— pregunta Jude cuando salimos de nuestra clase. Yo me giro de golpe para observarlo e intento disimular un poco con el rostro, pero es inútil; soy pésima mintiendo. 

— Es sólo esa cita que Maia y Aria tienen...— comienzo. Jude niega con el rostro de manera eufórica— sé que lo encuentras estúpido, pero eres la única persona a la que puedo hablarle de esto— admito— tú y Maia son las únicas personas en todo el mundo que saben que... 

— ¿Que eres el arcoíris de tu familia?— levanta una ceja. Yo asiento suavemente con el rostro mientras Jude pasa una mano por encima de mi hombro para atraer mi cuerpo al suyo; ambos estamos caminando hacia el patio para dejar caer nuestros cuerpos encima del pasto. 

Nosotros nos sentamos en el lugar y apartamos nuestras mochilas y nuestras botellas de agua a un lado. Jude se recuesta para que los rayos solares le golpeen el rostro mientras que yo apoyo mi cara encima de sus piernas para observar a las personas caminar de un lado hacia otro con comida en las manos recostándose a tan sólo metros de nosotros. 

— ¿Valerie?— pregunta Jude con voz curiosa mientras yo bebo un sorbo de mi agua. 

— ¿Sí?— alzo ambas cejas en su dirección, cerrando mi botella. 

— ¿Por qué no simplemente le dices a todos que te gustan los chicos y las chicas?— suelta intrigado. Yo me quedo pensativa. Quizás suena estúpido, pero ni siquiera me lo había planteado de una manera tan simple, y quizás es porque la respuesta sigue siendo la misma; no lo sé— digo— él se corrige a sí mismo de manera inmediata— no estoy diciendo que deberías hacerlo y que es mejor si lo haces ahora, sólo...— él chasquea la lengua y levanta el rostro para clavar su mirada encima de la mía— ¿qué es lo que te detiene?

Yo me quedo en silencio; quizás Jude se da cuenta demasiado rápido de mi incomodidad porque inmediatamente se acomoda en el pasto y pasa de estar recostado a estar sentado observándome. 

— Hace un año y medio que le dije a mis padres que soy gay— explica— y según ellos siempre lo supieron, aunque según yo, soy un increíble actor— suelta una pequeña risita y segundos después yo me uno. Jude traga una enorme bocanada de aire— verás, Valerie, a los seis años un chico del colegio me dijo que yo era gay y no fue hasta dos días después que descubrí que lo dijo en modo de insulto, así que obviamente algo debía estar mal en mí, ¿no?— levanta una ceja en mi dirección— cuando tenía diez años compartía salón de clases con un chico que se llamaba Cristian y tenía el mismo rostro de Jeremy Sumpter en Peter Pan, y obviamente me enamoré, porque obviamente el primer crush de todo el mundo fue Peter Pan... ¿o sólo soy yo?— pregunta confundido.

— Creo que sólo eres tú— suelto una pequeña risita. Jude se encoge de hombros. 

— Pero Cristian me dijo que era un marica, y entonces yo me odiaba por amar a Peter Pan en vez de estar colgado de Wendy como el resto de los chicos de mi salón, y nunca le conté a mis padres porque yo no me aceptaba, Valerie, y la pasé tan mal, ¡Diablos! Incluso guardé mi camisas coloridas en lo más profundo de mi armario porque pensé que los colores me harían ver más gay, ¡y sé que fue estúpido!— él suelta una carcajada— pero cuando salí del armario fue como volver a nacer, y quizás para algunas personas no es así, pero te juro que para mí lo fue porque es tan jodido no aceptarte, Valerie— él coge mi mano apenas unos segundos— así que escóndete en el armario todo lo que quieras y esconde tu amorío con Maia si es que ambas estén de acuerdo, pero por sobre todas las cosas, quiérete, ¿si? Y aceptate; porque esa atracción que sientes por las chicas no va a cambiar jamás. 

Yo esbozo una pequeña sonrisa y dejo caer mi rostro en las piernas de Jude. 

— ¿Es muy pronto para decir en voz alta lo genial que pienso que eres?