El lunes por la mañana cuando los rayos solares ingresan por mi ventana lo único que puedo hacer es cubrir mi rostro con las mantas y tapar mis oídos en un intento por impedir que los gritos de mi madre me sigan despertando.
— ¿Valerie?— ella se detiene justo afuera de mi habitación, y ni siquiera golpea la puerta para invitarse a pasar— Valerie— murmura una vez que está adentro— ¿qué sucede contigo?
¿Qué sucede conmigo? Ojalá pudiera decirle a mi madre qué es lo que sucede conmigo; la chica de mis sueños ni siquiera se ha presentado después de nuestro beso. Al contrario, se fue a una comida con la nieta de sus padres de acogida; sí, la misma que Noel indicó hace unos días atrás que era su posible novia.
Ya sé que no es su novia. O al menos, Maia me dijo que no tenía novia. Aún así, no puedo evitar sentirme un poco dejada de lado.
Quizás estoy siendo dramática, pero estoy segura de que cualquier persona en mi posición pensaría lo mismo; Maia se fue y ni siquiera se molestó en despedirse, volver a presentarse en mi casa, o simplemente enviarme un mensaje.
— No quiero ir a la escuela— murmuro— ¡no quiero ir a la escuela nunca más en la vida!
Mi madre quita las mantas de mi rostro de manera abrupta y yo me atrevo a abrir mis ojos para observarla; ella está cruzada de brazos y su peso reposa en el lado derecho de su cuerpo.
— ¿Cual es tu problema?— pregunta con el ceño levemente fruncido— te quedas en tu habitación todo el domingo y ahora no quieres ir a la escuela, Val, ¿hay algo que quieras decirme?— pregunta preocupada.
Yo trago saliva y niego con el rostro.
— No— le aseguro— solamente he estado un poco mal del estomago— miento— estoy bien ahora.
Mi madre me observa con una mirada cargada de confusión, pero finalmente se encoge de hombros y camina hasta la puerta de la habitación algo resignada.
— Date prisa si quieres irte con Noel— murmura antes de salir— ya estás como diez minutos atrasada.
Antes de que yo pueda decir algo, Noel se apresura a entrar en mi habitación.
— Valerie, si vas a estar...— comienza con un tono de regaño.
— Puedes irte— lo interrumpo— caminaré a la escuela.
— ¿Qué?— pregunta confundido. Noel se rasca la cabeza durante unos cuantos segundos y deja caer su cuerpo encima de la cama mientras yo cojo mi ropa de baño.
— Me iré caminando— insisto— o tomaré el autobus.
Noel frunce el ceño.
— Val, sólo bromeaba— me asegura— puedes irte conmigo a la escuela.
— No es necesario— murmuro, tomando mis cosas para desaparecer.
Puedo escuchar cómo Noel grita mi nombre desde atrás, pero yo no le hago caso en lo absoluto; simplemente meto mi cuerpo adentro de la ducha y dejo que el agua caliente haga su magia. Las duchas deberían ser capaces de quitar todo; incluso los pequeños dolores del corazón.
Sé que quizás estoy exagerando con irme caminando a la escuela, pero sí que es cierto que a veces puedo llegar a ser demasiado testaruda. ¿Qué es lo peor que puede suceder si me voy caminando? En el peor de los casos me atraso lo suficiente como para llegar a tiempo a mi segundo periodo de clases.
Mi corazón se detiene cuando escucho voces afuera del baño. No es cualquier voz. Es la voz de Maia. Ella está conversando con Noel, y a pesar de que no tengo idea de lo que están diciendo, parecen estar discutiendo en voz baja sobre algo.
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La chica nublada
Teen FictionValerie cree que Maia tiene una novia, pero no le pregunta porque no es de su incumbencia. Además, es la mejor amiga de su hermano. Y la conoce desde que eran niñas. Y sus padres la tratan como si fuera de la familia. Incluso para la última navidad...