21. Catfish and the Bottlemen

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Cuando el día viernes llega, Noel y Maia me están esperando en el auto y mi ánimo sigue un poco extraño después de que la semana entera se ha ido y Maia todavía no se ha dado el tiempo de conversar con Aria. 

— ¡Apresúrate, Val!— grita Noel desde afuera— ¡no puedo estar siempre esperándote!

— ¡Ya voy!— grito por la ventana antes de salir de mi habitación. Corro rápidamente escaleras abajo, algo decepcionada de no haber tenido tiempo para hacerme un sándwich siquiera. Supongo que tendré que comprar algo en la cafetería de la escuela. 

Cuando abro la puerta de casa para ir al auto, Noel me detiene de un sólo grito.

— ¿Podrías ir por mi teléfono celular?— pregunta desde el asiento de conductor— lo olvidé encima de la mesa de la cocina. 

Yo ruedo los ojos; me regaña porque me demoro y pudo haber ahorrado todo este tiempo si hubiera ido a buscar su teléfono celular él mismo, pero bueno, allá él. Me giro sobre mis propios talones y arrastro mi cuerpo hasta el aparato que, en este preciso momento, no parece querer dejar de sonar.

Ni siquiera era consciente de que mi hermano tenía tanta vida social hasta que me cambié de escuela. 

Por inercia, mis ojos bajan hasta la pantalla del teléfono de mi hermano y se clavan en él para leer los mensajes mientras avanzo de vuelta hasta la puerta. 

"Limoncito: adoré tu fotografía"

"Limoncito: ¿quieres que te envíe una?"

"Limoncito: ¿ya vienes en camino?"

¿Limoncito? Me detengo en seco antes de salir por la puerta e intento desbloquear el teléfono de mi hermano para ver quien está detrás de esos mensajes, pero me es imposible; ¿quien diría que la contraseña de Noel no es su día de nacimiento? Al parecer es más inteligente de lo que pensaba. 

¿Quien diablos es limoncito? ¿y qué clase de sobrenombre es ese de todas maneras? ¿y de qué tipo de fotografías están hablando exactamente?

Mi mente viaja hasta aquella escena en la que Noel fotografiaba su torso desnudo y el sólo recuerdo hace que un escalofríos recorra mi cuerpo; una sensación de asco se apodera de mi cuerpo. Definitivamente no quiero visualizar a Noel sacando fotografías íntimas de sí mismo. 

El teléfono vuelve a sonar.

"Limoncito: ¿crees que deberíamos hablar con Valerie?"

¿Qué?

¿Qué persona que lleve el nombre limoncito querría hablar conmigo? Mi corazón se detiene de golpe y sólo puedo pensar en una persona; una amable y a veces fastidiosa. 

¿Mi hermano y Abigail? Me niego a creerlo y no voy a mentir tampoco; la primera reacción que tengo es de enfado, pero se me quita casi de manera instantánea. Si es verdad que mi hermano y Abigail están teniendo una especie de relación en secreto entonces yo soy la persona menos indicada para enfadarme; sobre todo después de estar en una relación en secreto con Maia. O una especie de relación. Bueno, algo así. 

¿Es Abigail la chica de la cita? Quizás incluso me hace un poco de sentido; Abigail es hermosa y mi hermano es... bueno, él. 

— ¡Maia!— la puerta se abre de golpe y el rostro de Noel se aparece del otro lado con cierta expresión de frustración— ¡Dios, eres tan lenta para todo!— gruñe quitando el teléfono celular de mis manos y caminando hacia el auto. 

Yo cierro la puerta detrás de mí y meto mi cuerpo adentro del auto para observar como Maia mueve su canción al ritmo de la música; una vez que Noel mueve el auto, ella se gira de golpe para regalarme la sonrisa más bella que mis ojos jamás han visto. 

La chica nubladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora