39. Llegó ese día que Valerie no quería que llegue.

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Las próximas semanas pasan de manera monótona. El camino a la escuela con Maia y Noel cada vez se siente menos solitario, a pesar de que tengo que aguantarme el dolor cada vez que ingreso a clases y observo que Abigail está sentada con alguien más o a las horas de comida, cuando observo que ríe a carcajadas con Aria de una manera en la que nunca lo hizo conmigo. 

Lo que más me duele es que ni siquiera ha tenido la intención de hablar conmigo; han pasado semanas y ni siquiera se ha acercado a mí. Al contrario, me ha eliminado de sus redes sociales y cada vez que camina a mi lado ella pretende como si yo no existiera. 

Supongo que es el precio que tengo que pagar por haberle ocultado lo mío con Maia, pero a pesar de eso no puedo evitar pensar en lo jodido que es todo. Nunca pensé que Abby reaccionaría de esa manera, y sí que puse bastantes escenarios en mi cabeza. 

Probablemente sea para lo mejor. Quizás ni siquiera debería tener ese tipo de amistades en mi vida y quizás incluso debería estar feliz de que ha sucedido, pero por más que me lo repita, una parte de mí sigue deseando que Abigail vuelva con los brazos abiertos y todo vuelva a estar como hace unos meses atrás, cuando ella y Jude iban sentados a mi lado camino a la escuela. 

La buena noticia es que tengo a Jude, y él siempre parece tener una palabra de consuelo para mí. Si no la tiene, es experto en hacerte sentir bien con algo tan simple como su compañía. Y además tengo a Maia, que siempre está allí para darme una caricia a escondidas o sonreírme desde el otro lado del aula cuando estamos en clase de artes.  Y sí, Noel puede ser ridículo e infantil a veces, pero siempre está allí cuando lo necesito. 

— ¿Por qué no simplemente andan de la mano y se besan en frente del mundo entero?— pregunta Jude ese jueves cuando sacamos nuestro trasero al patio de la escuela para almorzar. Ambos estamos recostados encima del pasto mientras tenemos la clavada mirada encima de Maia y Noel, que a lo lejos, ríen a carcajadas con un grupo de diez personas mientras juegan a lanzar uvas en las bocas del otro. 


Yo me encojo de hombros sin quitarle la mirada a la muchacha. Han pasado semanas y no puedo creer que siga eligiéndome a mí. 

— No lo sé— admito— supongo que todo será más fácil cuando se lo cuente a mis padres. 

Jude asiente como si comprendiera, pero no creo que lo haga. A veces me da la sensación de que su personalidad hace que todo para él sea un poco más fácil.  Siempre puedo estar equivocada. De todas maneras, no sería demasiado educado de mi parte asumir cosas de él cuando odio que asuman cosas de mí. 

— ¿Ya viste a Abigail?— pregunta Jude en un susurro. Recién en ese entonces me percato de lo que quiere decir mi amigo; la muchacha está sentada junto a Elliot riendo con una mirada que inmediatamente reconozco como coqueta. 

— Sí— murmuro— la vi. 

Mientras las mejillas de Abigail se ruborizan por cualquier estupidez que Elliot esté diciendo, Aria no puede dejar de acariciar los bíceps de Pierre. Yo suelto un enorme suspiro por lo bajo; supongo que eso es bueno de todas maneras. Por más que me duele aceptarlo, una parte de mí se alegra por el hecho de que Aria parezca haber olvidado a Maia.

— ¡Boo!— el grito de Maia hace que Jude y yo demos un enorme respingo. Estábamos tan concentrados en Abby y Aria que ni siquiera nos percatamos de que ella y mi hermano estaban caminando en nuestra dirección y dejando atrás a su grupo come-uvas.

— ¿Qué tal?— pregunta Jude haciéndose el indiferente. Es el tono de voz que pone cada vez que está en presencia de Noel; y es que al parecer Noel prefirió terminar las cosas con Jude de raíz antes de enamorarse perdidamente de él. 

La chica nubladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora