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Diana decidió decirle una cosa a Kara que la incumbía y hacía tiempo que le estaba guardando el secreto.

—Kara tengo algo que decirte.
— ¿Te marchas? —preguntó algo asustada.
—No, por supuesto que no. —dijo Diana poniendo una mano encima de pierna. — ¿Por qué crees que iba a decirte eso?
—Es que, no sé si me siento lista para estar sola, en la universidad tenía algo en que centrarme, pero ahora mismo no. Además esta casa es nueva y no me acostumbro hacer las cosas, sola.
—Te entiendo, pero tarde o temprano tengo que volver a Washington.
—Lo sé. —miró al suelo.
—Pero bueno, no era de eso lo que quería hablarte.
—Ah.
—Verás, este verano, cuando volviste a casa, un día te fuiste a la biblioteca para seguir estudiando y te dejaste el reloj.
—Es que el IA aparece cuando menos te lo esperas y no quiero que la gente me miré y sospeche.
—Entiendo, pero tampoco era eso de lo que quería hablarte. Lo que quería decirte es que ese día que no estabas, el IA de tu madre apareció y me comentó que tus padres se habían encargado de todo para tu futuro y bienestar. Resulta que cogieron todo su dinero del banco kriptoniano y lo pusieron en un chip, yo se lo di a Bruce que es el único que conozco que sabe qué hacer con tecnología avanzada. Él pasó ese dinero a dólares, por supuesto yo estaba presente, y te abrió una cuenta en el banco de aquí. Kara eres millonaria.

Kara se quedó sorprendida al escuchar eso. Diana fue a su maleta y sacó una tarjeta y una libreta bancaria y se la dio.
Kara abrió la libreta y al ver esa cifra casi se desmaya, no se esperaba que sus padres tuvieran tanto.

—Si quisieras podrías vivir sin trabajar, pero sé que no eres así. —dijo Diana.
— ¿Podré devolverte el dinero de este piso?
—Sí, pero no quiero que lo hagas, te compré este piso con el dinero que tenía ahorrado para tu universidad y como no llegué a gastarme nada...
—Los libros y lo comida.
—Eso entra en la paga que te daba. Kara, quise comprarte este piso, es barato, espacioso y céntrico. Guárdate el dinero ¿entendido?
—Sí. —la abrazó. —gracias.
—De nada mi niña.

Mientras tanto en L-Corp, Lena estaba viendo su despacho, tenía muy buenas vistas de la ciudad, le gustaba.

Su nueva secretaria pidió permiso para entrar.

—Adelante. —dijo Lena, se acercó a su mesa y se sentó.
—Tengo todo lo que pidió, me he molestado en separar los empleados fieles y a los otros por carpetas.
—Gracias Jess. Eres muy eficiente.
—Gracias.
— ¿Y esos papeles? —preguntó al ver que la chica los tenía en la mano.
—Son ideas de los empleados fieles, les gustaría que les echase un vistazo.
—Oh lo haré, siempre vienen bien ideas nuevas. —dijo Lena sonriendo. —para empezar las carpetas rojas, que supongo que son los fieles a mi hermano, puedes llevarlos a recursos humanos y que tramiten sus despidos.
— ¿Con que motivo?
—Pues que soy la jefa y no trabajo como mi hermano. —dijo Lena.
—De acuerdo, por cierto ha llamado la señorita Lane, se ha enterado de que se ha mudado a la ciudad y quiere entrevistarla.
—Gracias Jess, llámala y dile que acepto esa entrevista, si es para hoy mejor, no sé cuando volveré a tener un momento libre esta semana.
—Muy bien. Me retiro.

Cuando Jess cerró la puerta ella se apoyó en el respaldo de su silla.

—Vaya, vaya, Lois Lane quiere entrevistarme. Fantástico.

Lena conocía a Lois cuando ella frecuentaba por su casa, porque salía con Lex, cuando él era buena persona, pero cuando empezó a comportarse como el loco que terminó siendo, ella fue inteligente y lo dejó. Lois trabajaba para el Daily Planet, pero lo dejó después de lo que sucedió con Lex, así que se cambió de ciudad para olvidar y empezar de nuevo.

Se centró en ver las ideas de sus empleados, al ver las carpetas supo que tendría que contratar más gente, pero eso se lo dejaría a Recursos humanos.

Super amazona (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora