Carl

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Con mucho cuidado, corrimos el gran portón que nos dividía de la entrada a la cárcel.

Todavía seguía con las mejillas un poco ruborizadas por lo que Enid había hecho, pero decidí no seguir pensando en aquello.
Luego de un par de tirones, una pequeña abertura nos dio lugar para entrar.

- Bien, tendremos que ponernos de costado-. Me dijo ella, mientras agarraba con fuerza el saco de harina con su mano derecha, la otra la apoyaba en el borde de la pesada reja.

Yo solo asentí decidido y con la mano le hice un ademán de que entrara ella primero.

- Claro, vamos a cargarle la culpa a Enid primero- revoleé los ojos.

- Si hablamos de culpa ambos la tenemos- respondí.

- Supongo- comentó, para no dejar la charla vacía.

Ella puso su cuerpo de costado, me guiñó un ojo divertida y desapareció rápidamente. Luego, yo hice lo mismo, salvo que no había a nadie para guiñarle un ojo y no lo hice con la misma velocidad que mi amiga.

Al entrar vi a Enid parada, dándome la espalda, estaba observando algo o a alguien. Me puse a su lado y levanté la mirada.

Enid observaba claramente a alguien. Tragué saliva nervioso, de todas las personas de nuestro grupo no esperaba que ella explícitamente nos recibiera. Hubiera sido mucho mejor que haya sido mi papá, para recibir su reto primero.

- ¿A dónde han ido ustedes dos?- nos preguntó Michonne seria.

Ni bien dijo estas palabras, empezaron a asomarse corriendo el resto de los integrantes del grupo. Carol, Daryl, Maggie, Gleen, Beth, Hershel, Tyresse, Bob (el novio de Sasha), Sasha y el resto, personas que sabía sus nombres pero que eran débiles, las habíamos rescatado, pero cada vez quedaban menos con sus intenciones de ayudar.

Poco a poco se fueron integrando todos, mirando fijamente a dos personas: A Enid y a mi. Entre ellos, solo faltaban Judith, mi papá y Patrick. Me preguntaba dónde estarían.

Era una situación bastante incomoda, todos los presentes mirándonos a nosotros, sorprendidos, confundidos, temerosos, cómo si hubiéramos matado a alguien y hayamos llegado bañados en sangre. Si, era cierto que estábamos un poco sucios y teníamos alguna salpicadura de caminante en la ropa.

Volví a tragar saliva nervioso, no sabía bien qué decir, debido a que no sabía lo que había sucedido en nuestra ausencia.

Tener a todo el grupo mirándonos, con Michonne a la cabecera seria y enojada, no formaba parte de mi plan o de mis pensamientos de lo que iba a suceder al llegar, y había formulado unas cuantas teorías.
Enid, por otra parte, parecía...cómo siempre. Seria, neutra, pensativa y tranquila. Aunque mostraba cierta ligera diversión en el rostro. A veces, su actitud ignorante me molestaba demasiado.

- A ver, antes de responder...¿Cuando exactamente se dieron cuenta de nuestra ausencia?- preguntó Enid curiosa y con la misma ligera diversión que mostraba su rostro. No la entendía, era una chica totalmente impredecible. Michonne solo optó por seguir mirándonos seria. Se negaba a responder hasta que nosotros le respondiéramos primero.
Gleen contestó:

- Recién- y se rascó el cuello incomodo debatiéndose internamente si debía decir algo más.

- Yo iba a ir a hablar con ustedes y vi la cama de Carl...- iba diciendo Maggie pero Michonne la interrumpió.

- Con almohadas. Ahora, basta de charla ¿A dónde han ido? No lo volveré a repetir, espero una respuesta- los ojos oscuros y serios de ella nos miraban detalladamente.

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora