Enid

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Caminamos. Hacía calor mis piernas me dolían, mis brazos, me sentía débil. Mi cuerpo me pedía que parara, pero yo sabía que no podía permitirme eso. Apenas podía sujetar a Caty, sentía que se me resbalaba, que en cualquier momento me caería de rodillas y luego me desmayaría. Sed, tenía hambre. Lo poco que teníamos se lo había dado a Caty, ahora ella dormía encima mio apoyando su cabeza sobre mi. Eché un vistazo a mis brazos, todos rasguñados por los vidrios. Sentía un dolor en la pierna y me dí cuenta que mi profundo corte se había infectado. Necesitaba parar. Quiero morir y solo morir.

Pero no puedo porque Caty moriría sin mi, me necesita, quedamos solas. Quise ir a Atlanta pero al parecer ya no sirve, pues a la noche se escucharon gritos y aparecieron los caminantes. Nos tuvimos que ir. No soportaba los gritos de una mujer, gritaba AMYYYY!!! y no paraba.

Mi cabello estaba todo sucio, enredado y mis cortes eran graves. 

El sol estaba fuerte. Caty se despertaba....

- Hola Nidi- me saludó con mi antiguo apodo y se restregó los pequeños ojos.

- Dormiste bien?- pregunté. Mi voz salió ronca y rasposa.

Caty no me contestó, solo se soltó de mi y cayó al suelo. Antes de que pudiera acudir a levantara vi que estaba enojada.

- Enid estas sangrando...estas sucia...tienes sed, te ves horrible...-. dijo mirándome como si hubiera estado mirando a un completo desconocido.

- Cuanta sinceridad hermanita- la interrumpí, tratando de sonreír. Tratando

- No te reconozco...- dijo con un susurro.

Me la quedé mirando. Ella sacó de mi mochila una botella de agua. 

- Bebe y no reproches- me dijo seria. No tenia ganas de negarme asique me tomé en un segundo toda la botella. Caty sonrió, lo mismo hice.

...

Era de noche y nos ocultábamos en los arboles del bosque. No era un buen lugar, lo sé. Pero no tenía alternativa. O era eso o...eso. Me quedaría vigilando toda la noche.

- Deberías dormir, hace 3 días que no duermes- me dijo con su tierna cara Caty, mientras se apoyaba en mi regazo.

- Y dejarte a ti sin seguridad? Mañana dormiré de día y tu me avisas si hay...caminantes.

Me miró con esa mirada que conocía tan bien. No estaba conforme.

- Pero si no duermes no podrás... ... - sus ojos se cerraron y se quedó dormida.

...

Escuché un ruido y me sobresalté. Mierda me había quedado dormida. Miré para todos lados pero mis ojos no encontraron el culpable del ruido. Luego de dos minutos, todo volvía a estar en silencio. Me quedé observando el cielo nocturno.

Otro ruido. Esta vez pude ver bien. Verlos bien.

Caminantes. Y venían del bosque. 








Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora