Carnid: El inicio de su historia ©

Enid

Estaba sentada, pensando o tal vez esperando que suceda algo mucho más interesante el día de hoy.

Cuando estaba con mi familia, pasábamos tiempo juntos y mi hermana siempre tenía algo para decir o hacer.

Cuando quedé sola, todos los días era ir a cazar o tener una tarea para hacer, que me la imponía mentalmente. Pero ahora, que tenía un grupo, que formaba parte de un grupo y que era una "pequeña" más para cuidar, no había mucho qué hacer.

Solo estar con Carl, que al parecer quería estar solo.
Seguí mirando las rejas plateadas y bastante oxidadas que tenía en frente. Muchas veces los Walkers se acercaban a estas y había que acertarles algunos cuchillos en la cabeza, nada muy difícil. Salvo cuando la tonta de Lizzie, se ponía a jugar con ellos. Jamás creí que me iba a fastidiar alguien tanto como ella en este mundo.

Generalmente, los niños y niñas a su edad son bastante molestos. Creo que tenía 2 o 3 años menos que yo. Y se creía que era, no sé, superior(?. Su hermana y los otros niños que estaban en la cárcel, que no me sé los nombres y no me preocupo por saberlos tampoco, la seguían a todos lados. Como eran menores a ella, hacían lo que ella hacía. Conclusión:era como su líder, en su mundo patético de niños. Y eso a Lizzie, la hacía sentir bastante superior. Así que cada vez que hablábamos, era cada vez que me contenía para no pegarle por su narcisismo.

Entiendo que jueguen, pueden jugar todo lo que quieran, después de todo el mundo no estaba muerto cuando yo tenía su edad. Pueden correr, jugar a la pelota y gritar, total caminantes siempre hay. Pero no jugar con los caminantes, eso directamente no era jugar. Ya no eran personas, las personas razonan y socializan, esas cosas no hacen ni una ni la otra. Piensan únicamente en desgarrarte el cuerpo, y beber tu sangre, como si fuera la mejor bebida del mundo.
Wow, estoy actuando como si fuera una especie de adulta critica, de esas que critican la juventud y buscan suposiciones. Todo menos eso.

Seguí observando la reja, para quitar a Lizzie y su grupito de pequeños, de mi cabeza.
Los pastizales largos, se movían por las leves brisas que cesaban y volvían a aparecer.

Quería salir.

Corrijo, Necesitaba salir. Era como si mi ser, mi cuerpo me lo pidiera a gritos, me suplicara que saliera. Como si ya no fuera humana, como si fuera un animal más que necesitaba de la naturaleza. Como si estuviera en una jaula, no tan desagradable, pero que no me satisfacía. Como si fuera un animal...

Un animal...ya no me sentía tan humana...necesitaba salir, desahogarme matando caminantes, no llenando cuadernitos con palabras escritas que ni me salían escribir.

- Hola-me saludó una voz.
Me sobresalté un poco, pero esperé que no se haya notado tanto.

- Hola Carl- lo saludé, un poco alegre por dentro de que no haya decidido quedarse más tiempo solo. Sonreí al ver a la bebé en brazos- Hola Jud.

Y comenzamos a hablar. Con esa facilidad que teníamos de recordar viejas cosas, decir nuestras opiniones y dejarnos llevar por la conversación.
Carl me contó que se puso a hablar con Sasha, Tyresse y Beth sobre coberturas de donas.

Así que ese había sido principalmente el tema de la charla de hoy. Cuando mencionó algo de que Judith no iba a poder probar las donas. Se me ocurrió una idea que podría ayudar a Judith, cumplir el deseo de Carl y saciar mi sed de desahogo.

- ¿Y quien dice que no?- le respondí con una idea, ya formándose en mi cabeza.

- Enid, no sé si lo sabes, pero ya no hay tienditas de donas- me dijo el sarcástico, pero a la vez con cierto temor en la mirada. Desde aquella vez en la que tuve una idea plantando las lechugas, Carl ya tiene miedo de mis "brillantes" ideas, como él dice. En mi defensa, yo no nací para las cosas fáciles y para seguir lo que me dicen. Sino para las cosas difíciles y para hacer lo que quiera. Mierda, eso sonó un poco narcisista.