Enid

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Mi madre se despidió de mis familiares. Le revolví el cabello a mi hermanita. Me sonrió picara. Tenía 4 años. Era muy chiquita. Le prometí que volveríamos y, que cuando lo hagamos, jugaremos juntas. Ella solo asintió con la cabeza y dijo: Te quiero mucho Enid. Desde el cielo y de vuelta caminando. Era un dicho nuestro.

Luego me volví hacia mi padre. El me miró como desaprobando la idea de mi mama, de llevarme. Y aunque mi padre no me lo dijera, el sabia que yo podía defenderme. Mis armas favoritas no eran las pistolas, pero amaba las hachas de guerra. También los cuchillos.

- Cuida de tu madre.-me dijo con el tono serio que usa siempre para hablarme. Asentí- Tu sabes defenderte, ella también, pero si algo llega a pasarles...- su voz se quebró. Me atrajo hacia el con un fuerte abrazo que no olvidaré nunca.

- Papá...- dije en tono lastimero. Nunca me había mostrado tanto afecto, aunque nunca fue malo conmigo.

- Las veo en 2 horas. Será mejor que se marchen ahora- Y... volvió el padre de siempre.

Cuando subí al auto con mi madre, ella me miro orgullosa. 

- Eres valiente pequeña.- fue lo que me dijo y partimos. Partimos al lugar que nunca olvidaré, a pesar de que solo estuve allí una sola vez en mi vida.

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora