Carl

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Aferré la mano de Enid con un poco más de fuerza para darle más seguridad, aunque yo también me puse un poco nervioso.

Ella soltó mi mano y se abalanzó a los caminantes con una velocidad sorprendente.

Siempre me llamó la atención la habilidad que ella posee para ese tipo de cosas, y de moverse con total rapidez, fuerza e inteligencia.
La vi dar dos rápidos hachazos en los costados a unos caminantes, ya estaban heridos. Me acerqué y con fuerza hundí la hoja del cuchillo en su cabeza, matándolos.
Lo mismo hice con el otro, mientras me aferraba a su cuello para matarlo.

Enid le pegó una patada a uno para apartarlo y mató a dos, el último se balanceó un poco y ella le revoleó el hacha que cayó resonando en el túnel, el metal contra el suelo sólido.

La cabeza del caminante cayó, esparciendo sangre por el suelo.

-Me hace sentir adrenalina matarlos, pero también asco- me dijo.

Yo la miré, un poco apenado.

-Solo pude a matar a uno-repliqué.

Ella se encogió de hombros.

-Soy rápida y más fuerte que tú, niño. Debías contar con eso.

Revoleé los ojos, su modestia era otro fuerte de su personalidad. ¿Dónde había quedado la Enid insegura?

-Pero esto no es una competencia, Vaquero y no me gustaría que lo fuera. Me hace acordar a los macabros y estúpidos juegos de Lizzie.

-Lizzie solo le pone nombres- recordé mientras le entregaba el cuchillo, ella le quitó la sangre usando el costado de su pantalón.

Hice una mueca.

-Para jugar con ellos.-sacudió la cabeza como si le hubiera recorrido un escalofrío-Simplemente aterrador.

Caminó unos pasos, dejándome atrás, mientras un globo verde quedaba flotando en  el aire. Solo uno había sobrevivido a los manotazos de los caminantes. Ella se adentró en la penumbra.

-¿Sabes? Es un escenario típico de una película de terror- comenté, aliviado de que ya no se escucharan más caminantes.

-Aja-dijo y noté que se encontraba un poco lejos en la oscuridad. Escuché cómo el sonido metálico del hacha se arrastraba levemente por el suelo, al parecer fue a buscarla.

Agarré la lámpara que yacía en el suelo para llegar hasta ella.

-Al fin- suspiró mientras me veía- Creí que ibamos a tener que ver quién llegaba primero en medio de esta oscuridad, hubiera sido divertido.

Meneé la cabeza.

-Ya, deja tu sarcasmo que todavía nos falta.

Ella hizo una media sonrisa.

-Por eso mismo, ¿Qué mejor compañía para esta caminata, que la de tu sarcástica amiga?

Sonreí divertido. Esa era una de las cosas que más me gustaban de ella, la forma de hacerme sonreír o reír con cualquier palabra o tono de voz que use.

Definitivamente, Enid es genial. Pero nunca se lo diría, me ganaría días y días de puras burlas, sarcasmo y falta de modestia de su parte.

-Creo que prefiero el silencio- dije.

Ella a mi lado, hizo una mueca mientras ambos avanzábamos por el túnel.

-Le quitas lo divertido a la vida.

Y volví a sonreír.

…  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...

-¡Llegamos! ¡Llegamos!- exclamó Enid con entusiasmo. Le puse una mano en la boca para hacerla callar, sus ojos me miraron molestos.

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora