Enid

220 27 4
                                    

- ¡Mierda!- exclamé.

Hoy era un día caluroso, de esos en los que sientes el aire caliente pegado a tu piel y el sudor cayendo sobre tus mejillas. Odiaba eso días, la ropa se me pegaba al cuerpo y no era de lo que se dice cómodo.

Como me había puesto unos jeans, decidí cambiármelos por algo más corto, para no tener que soportar tanto el calor.

Asique les había dicho al niño y a Patrick que esperarán mientras me cambiaba.

Carl hoy estaba raro, se lo veía un poco cansado, como si no hubiera dormido bien. Es más, yo me había despertado primero y eso ya era mucho para alguien como él.
No sabía lo que le sucedía, pero mejor dejar eso de lado y preguntárselo después.

Ahora mi atención se centraba en un desagradable vestido.
Bueno, no era feo, pero no me considero fanática de los vestidos.
Siento como si tuviera un único pedazo de tela sobre mi cuerpo, en otras palabras me sentía desnuda.

Suspiré, maldecir en voz alta no iba a solucionar nada. Rebusqué en mi cajón, encontré el short corto de algodón que me había dado amablemente Maggie, entre otras prendas de ropa.

Me lo puse debajo y sujeté entre mis dedos el vestido. Le eché una última mirada, era celeste, decorado con pequeñas flores blancas y amarillas por todos lados.
Revoleé los ojos. "Vaya look para entrenar con pistolas, Enid", me dije a mi misma.
Pero el calor era insoportable, y no tenía muchas opciones, tampoco es que tuviera un ropero con todo tipo de prendas. Al ser de pequeña contextura física, no era muy fácil encontrar prendas para las piernas que me queden justas.

Me lo puse y me acomodé las mangas. Al menos era cómodo, eso era importante.

Por mi mente, apareció el rostro de Patrick. Esperaba que no diga nada por este look.

¿Por qué tanto problema por un puto vestido, Enid? Es cierto que no usaba uno desde hace bastante tiempo, pero solo era una prenda de ropa.

Alisándome incomoda la falda, salí caminando tranquilamente. Sonreí por dentro al ver que Hershel me miró entre divertido y extrañado, al verme con un lindo vestido primaveral y unas zapatillas manchadas de barro en mis pies.
En el camino me armé rápidamente una trenza. No había quedado muy prolija pero no era que me molestara. Lo único lindo era el vestido, porque el resto no encajaba.
Entré a la celda de Rick, donde me había dicho que sobre su cama, había dejado dos armas y un par de balas, junto con un silenciador para que usáramos.

Al volverme, me encontré con Maggie que me miraba confundida, pero con una sonrisa.

- Hace calor- fue lo único que dije, para hacerme a un lado y salir.

- El vestido no es el problema, Enid. De hecho te queda muy bien. Es como si lo hubieran hecho para ti, encaja perfecto.- al escuchar eso y verla con una sonrisa amable en su rostro, no pude evitar pensar en mi madre. Sacudí la cabeza para espantar esa imagen.

- ¿Pero...?- ante su mirada, agregué- Has dicho: "El vestido no es el problema", como si otra cosa lo fuera.

- Bueno, no quise decir problema. Es que es bastante raro y divertido, verte con un vestido tan  bonito, mientras tus zapatillas negras están embarradas, estás despeinada- fruncí el ceño, la trenza no había quedado tan mal. Creo, no me había mirado en un espejo y no me la había hecho para lucir, sino para no tener suelto el cabello- y llevas armas entre tus brazos. Sin contar tu neutra expresión. A pesar del vestido, pareces un poco más grande así. Tal vez...solo es que no pareces una niña, llevando pistolas- me dijo señalándolas.

Exhalé y dije en voz baja:

- Es solo un vestido.

...  ...   ...   ...   ...   ...   ...   ...  ...  ...   ...  ...

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora