Carl y Enid: Final

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ENID

Me desperté con los ruidos de los pasos de alguien aproximándose hacia mi. Me senté lentamente e iba a desperezarme cuando lo vi entrar, tambaleándose con una bandeja.

-Hola, Vaquero.

-¿Enid? Creí que ibas a estar dormida-me dijo con un puchero y yo le sonreí.

-Eso quisieras, pero para mi buena suerte, haces demasiado ruido al caminar.

-Solo camino, Enid…

-Exacto-respondí divertida ante su mirada de confusión.

Agitó la cabeza resignado y me tendió un bol de leche con cereales. Lo miré y se encogió de hombros.

-Al menos, éstos son de chocolate.

-Los mejores-comenté y feliz, me metí una cucharada en la boca. Me di cuenta que Carl me estaba mirando, asique hice lo mismo y él corrió la mirada.

Alcé una ceja, creí que entre nosotros no iba a quedar incomodidad luego de todo lo que escuchamos sobre el gobernador.

-¿Puedes creer que siguen apareciendo personas tan malvadas en el mundo? Es horrible…-masculló el pequeño Grimes mientras se metía una cucharada de puro cereal en la boca y masticaba enfadado.

-Si, lo es…-con un suspiro, decidí contarle.-El Gobernador, si es ese hombre que vi, conocía a mi padre. Eran amigos, y ya de antes no se trataba de una buena persona menos ahora. Me refiero a…antes de que el mundo se vaya a la mierda.

Carl se detuvo para alzar la vista y mirarme fijamente. Vi sorpresa en él, probablemente porque no estaba acostumbrado a que hable sobre algo mío antes de todo esto.

-Entiendo, al menos sabemos que ya se trataba de un monstruo de antes-asentí y un nuevo silencio se instaló entre nosotros.

-¿Quieres preguntarme algo? Para romper el hielo e iniciar una larga conversación en base a la pregunta-imitó Carl, con una sonrisa.

-No te sale, tonto. Y no me copies- le respondí con una media sonrisa, mientras seguía comiendo.

-Entonces…no quieres. Puedes preguntarme del pasado o de ahora, sin molestias- me contestó divertido.

-Mmmhh…-pensé por un momento en alguna pregunta interesante, tratando de evadir el tema de su madre-¿Dónde estabas cuando todo se fue al carajo?
Él rió.

-Estaba en mi casa. Volvía del hospital y hace una hora, maso menos, habíamos llegado. Después se desató el caos y hubo que salir corriendo.-me contó tranquilo.

-¿Del hospital? ¿Te lastimaste por tonto?

-No- negó con la cabeza- Mi padre, como dije reiteradas veces, era Sheriff. Un día, le dio una bala en el abdomen y por eso quedó en el hospital, en coma. No se despertaba. Mi madre y yo siempre íbamos a visitarlo con la esperanza de que lo haga, pero no…cuando nos fuimos de mi casa, creí que estaba muerto, que lo habían atacado los caminantes. Por milagro de la vida, él seguía vivo, despertó y tras una larga búsqueda nos encontró.

-Suena como un lindo cuento hasta rima y todo. Salvo porque esto es el mundo real y lo que habrá pasado tu padre, no habrá sido nada fácil-me giré para agarrar el sombrero que descansaba en una pequeña mesita. Me lo puse y le sonreí-Además, ahora que conozco la historia de cómo inició el club, me dan más ganas de seguir estando.

Él sonrió terminándose los cereales. Parecía que quería preguntarme algo y se debatía internamente por hacerlo.
Rodeé los ojos ante ello.

-Si tienes algo que decir dilo, Vaquero.-dije.

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora