Carl

306 31 2
                                    

Al parecer, Patrick y Enid, debían o estar viendo el muy interesante libro sobre...ya ni recuerdo sobre qué era. O debían estar hablando muy "felices" y Patrick le habrá contado sus sentimientos. Los había visto muy felices en el almuerzo, bueno para ser Enid que no era muy demostrativa, eso parecía.
Y quién sabe...tal vez por algo Enid le aceptaba cada cosa que el le pedía...tal vez mi amigo tenía razón y tenía una oportunidad...
Pero no. Eso no era posible, no por el hecho de que estemos en un apocalipsis, sino porque es Enid.
Enid. La chica fastidiosa, un poco creída, con sonrisitas pícaras y falsas y con ideas de escapar e investigar en la cabeza siempre. Enid, la chica que no le importaba ser sincera y directa, por más que no se esforzara en suavizar la verdad, como cuando le hablas de algo que a ella parece no interesarle, y no tiene ningún inconveniente en señalartelo. Enid, la chica que creía que el mundo ya estaba perdido, que le encantaba usar el sarcasmo, y que siempre estaba pensando.
Enid la chica, que estaba sola. Estaba...
Tal vez, la conocía pero a la vez no. Nunca nos habíamos puesto a hablar los dos solos sobre nuestras familias. Cómo murieron nuestros seres queridos, de una forma u otra, siempre que quedábamos solos, hablábamos de otras cosas. Recordábamos juegos y objetos que usábamos antes de todo esto. Nos contábamos chistes y nos golpeábamos suavemente, por los malos que eran. Afilábamos y armábamos las armas que traían, y ella parecía disfrutar de molestarme con las herramientas, siempre, cuando lo hacíamos.
Enid. Enid. Enid
Por alguna razón, pronunciar su nombre no me cansaba, podría repetirlo miles de veces e iba tener esa extraña sensación en el cuerpo.
Esa extraña sensación que sentía cada vez que la veía a la mañana, mirando las rejas de afuera de la cárcel, con el cabello suelto, hundida en sus propios pensamientos.
Esa extraña sensación, que me provocaba pensar en una muy poca probable posibilidad, de ella y Patrick juntos. Después de todo eramos chicos, y Enid siempre señala que el mundo ya está muerto para preocuparse por ese tipo de cosas. La poca esperanza de ella sobre el mundo, siempre me hacía reflexionar.
Sacudí la cabeza, pensar en Enid siempre me hacía estremecerme y sentir escalofríos, tal vez porque muy dentro mío, algo le temía. A pesar, de que ya la conocía hace dos meses y sabía que no era capaz de nada malo. Aunque nunca detalló bien el por qué había matado a 16 personas.
Salí de la cárcel, me encontré con Beth, Sasha, y Tyresse, cuidando a mi pequeña hermanita.
- Carl, Hola- me saludó alegremente Beth.
- Hola, ¿Que cuentan?-. Saludé, mientras ella me alcanzaba a Judith, y la sostuve entre mis brazos.
- Bueno, hablando sobre comida- me respondió Sasha.
- Sobre Donas explícitamente y los dulces que quedan bien en ellas- me dijo Tyresse.
- ¡Ya dije, cambien de tema que dan ganas de comer donas!-exclamó Beth divertida.
- Y dulces- completó Tyresse- Las donas con trozos de maní, eran las mejores.
- Yo sigo diciendo, que nada les ganaba a las rellenas de frambuesa. ¿Tú que opinas Beth?-preguntó Sasha.
- No sé, siempre generalmente comíamos las glaseadas, ya saben las sencillas y comunes pero muy esponjosas. Aunque si tuviera que elegir, las que tenían como una crema de color con virutas de colores, esas eran las mejores.- contestó.
- Bueno, ¿Cuál piensas, que eran las mejores Carl? Elige con sabiduría- me dijo Tyresse y reí divertido.
- Supongo, que yo soy fanático de las que eran cargadas. Ya saben rellenas de chocolate y confites de colores, con cobertura de chocolate blanco.
- Demasiado chocolate- comentó Sasha, sacudiendo la cabeza.
- Carl sabe sobre donas, muy bien- Tyresse, me palmeó amistosamente el hombro.
- ¿Cuales creen que eran las favoritas de Enid?- me preguntó Beth, dirigiendo su mirada hacia el frente. Me giré hacia dónde ella me señalaba con la cabeza. Enid parecía mirar un punto fijo, pero su mente parecía en otra parte. Alrededor, los chicos pequeños jugaban con una pelota, pero ella estaba ajena a sus risas y leves gritos. Cómo siempre, lo único que la hacía volver al mundo era el peligro.
- No sé, nunca se nos ocurrió hablar sobre donas-respondí, mientras la seguía mirando, con Judith a mi lado, tocando mi rostro con sus manos de bebé.
- Pues, puedes preguntarle-me susurró Sasha.
- Si elije las de maní, dile que la respeto mucho más que ahora- comentó Tyresse.
- Si, le gustan las clásicas o con virutas de colores, es de las mías.
- Si prefiere las rellenas de frambuesa, es que es muy lista. Más de lo que ya es claro, y tiene muy buenos gustos.
Me reí por sus diversos gustos de de tipos de donas. Este tipo de conversaciones, inocentes, divertidas, fuera de temas sobre sobrevivir, siempre me hacían alegrarme, de una forma u otra.
- Y si le gustan las de chocolates, cargadas, son el uno para el otro- me guiñó un ojo Beth, y revoleé los ojos, aunque ya estaba acostumbrado a esas bromas.
- No creo- respondí y los saludé con la mano para ir con ella.
Enid estaba sentada en esos bancos de tronco que había hecho Gleen con ayuda de mi papá.
Tenía el cabello suelto, generalmente siempre terminaba atándoselo en una modesta trenza o colita.
Estaba linda. Sacudí la cabeza, "¿Por qué de repente ese pensamiento sobre ella Carl?"
- Hola- la saludé, mientras me sentaba a su lado, tratando de ver, porque al parecer hoy Judith estaba inquieta y jugaba con mi rostro.
Ella se sobresaltó ante mi presencia y voz, pero al mirarme, me miro como siempre, tranquila como si nada le pasará.
- Hola, Carl- me dijo tranquilamente y miró divertida a Judith- Hola Jud- agregó al verla, ella la había apodado así. Claro,  a ella no le decía "niña" o "bebé".
- Estaba hablando con Tyresse, Sasha y Beth, sobre un tema que creí que unos adultos no hablarían.
- Bueno, te sorprenderías, los adultos son un mundo diferente- me respondió mirando al frente, se la notaba un poco pensativa y me pregunté qué había sucedido con Patrick.
- Era sobre los tipos de gustos de donas. Y bueno, cada uno tiene diferentes gustos de estas. Así que nos preguntábamos cuáles eran tus favoritas.
Ella me miró y sonrío ante el tema de conversación.
- No eramos de comer mucho donas. Mi mamá no era fanática de las cosas freídas, pero me encantan las de coco, chocolate blanco y nutella. Un poco cargada, lo sé- dijo ante mi mirada- Pero, como no eramos de comer donas, cuando lo hacíamos, aprovechaba a pedirme una cargada. Claro, después no podía cenar- dijo y ambos nos reímos.
- A mi también me gustan las que son rellenas y tienen más ingredientes.- le respondí, pero en mi interior recordé la broma que había hecho Beth.
- ¿Cuales crees que le habrían gustado a Judith?- me preguntó, mirándola con dulzura, y una risita escapó de su boca cuando vio que yo trataba de escapar de sus pequeñitas manos.
- No sé, supongo que también las cargadas, es muy golosa- dije con una sonrisa- Que lástima, que no haya podido probarlas.
- ¿Y quien dice que no?- me preguntó ella, sentí que algo se había prendido en su interior. Y puso la misma cara que había puesto la vez que quisimos plantar lechugas y casi terminamos terminando desplantando los tomates. Por esa razón, me daba miedo la idea que pudo surgir en su cabeza y cómo terminaría.
- Enid, no sé si lo sabes, pero ya no hay tienditas de donas- le respondí sarcástico.
- Debe haberlas, pero ya deben estar en mal estado, no sugiero eso tonto. Ah, y por cierto, yo soy la sarcástica, tú eres el que me soporta- dijo y me dio un toque en el sombrero, cariñosamente.
- También puedo ser sarcástico. Oye, para un poco Judi- le dije a mi hermanita, que ahora me apretaba los cachetes. Enid rió.
- Son unos tiernos...
- No, ella es la tierna. Por cierto, ¿Qué sugieres, cocinarlas? Porque sé que cuando tu mirada se prende de esa manera, se te ocurre algo. Y no siempre es bueno. Me retracto, nunca es bueno ni termina bien.
- Porque yo hago bien las cosas difíciles, no fáciles niño- y antes de que pudiera interrumpirla, añadió- Pero estas en lo cierto, se me ocurre algo, pero no es cocinar. Algo me dice que quemaremos el horno. Y sí...es posible, antes de que preguntes.
- Ya llevábamos una racha de dos días que no me decías niño, lo echaste a perder.- suspiré y agarré suavemente la mano de mi hermanita, para apartarla de mi rostro. Ella se puso a jugar con mi mano.
- Creo que la misión "Espiar a las reuniones infantiles de Carol", ha quedado suspendida por ahora. He escuchado, que las han dejado de hacer. Patrick, asistía y me lo dijo- al escuchar su nombre, me salió una mueca, no sé por qué.- Podemos concentrarnos en algo nuevo, la misión "Donas para Judith".
- Cuando lo dices así, suena como una película o un juego para niños.
- Por más que nos creamos y seamos valientes y rudos, eso somos mi querido niño del sombrero- al escucharla decir: "mi querido", algo raro sentí en el pecho. Tenía que controlarme últimamente. Había sido un comentario sarcástico.
- Bien ¿Entonces que piensas?
Ella me echó una mirada y acercó su rostro al mio. Judith, ajena a nosotros, seguía jugando con los dedos de mis manos.
- No sé si te lo había dicho pero tienes bonitos ojos- mierda, me puse colorado, maldita Enid- ¿No crees que ya hemos estado mucho tiempo adentro? Saliendo apenas a unos metros de la cárcel.
- Me da miedo lo que piensas, pero es cierto. ¿Así que planeas que busquemos donas?
- Algo así, de paso explorar. Somos niños y el mundo está muerto, de algo nos tenemos que divertir. Pero planeo buscarlas, yo. No quiero ser una mala influencia para tí, sigue juntandote con Patrick- me dijo, con un leve tono de sobradora.
- Ni de broma, me apunto. Y sino, igual te voy a seguir.
Enid me sostuvo la mirada por unos segundos.
- Sí, soy una mala influencia- afirmó.
- En realidad, yo soy el que decido seguirte.
- Porque eres un terco.
- Tú también.
- ¿Ya empezaremos una pequeña discusión diaria?
- Tú las empiezas, la mayoría de veces.
- Tú las sigues...
Y luego de decir esto, nos quedamos en silencio, si no fueran por las gesticulaciones de bebé de Judith.
- Supongo, que...somos parecidos- comenté.
- Supongo.- respondió ella, acercándose más a mi, quedando pegada a mi lado, mirando a mi hermanita.- Mucha charla. Tu hermana requiere atención.
- Aún no me cuentas tu "plan".
- Todo a su tiempo niño- hice una mueca, provocando la risa de mis dos chicas favoritas en este mundo "muerto", como una de ellas siempre decía.


















UwU

Les dejo el capitulo. Feliz Año nuevo a todxs! 💖.
Espero que este año estén con sus seres queridos y se cumplan sus metas. 🤗
Gracias por leer y votar en esta historia, se los agradezco mucho. Ustedes me motivan a seguir.
Luego de decir esto, bye, los quiero 💕


Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora