Enid

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Sentí una extraña sensación de incomodidad.

A pesar de eso, continúe estando con los ojos cerrados.

Pero la sensación no se iba.

“Enid, por todos los malditos caminantes, duérmete de una puta vez”

Debían ser cerca de las cuatro de la madrugada. Solo déjame dormir subconsciente de mierda…

La sensación incomoda seguía ahí. Algo no estaba bien. Algo pasaba y debía abrir mis malditos ojos para comprobarlo.

-Tu ganas subconsciente-suspiré hablándole a la nada misma en un susurro. Escuché la respiración pausada del niño y me topé con la vista de las grietas del techo. Al parecer, el niño no se había muerto, bueno era un avance. Ahora me faltaba ver por qué no podía conciliar el sueño.
Parpadeé un par de veces para que mis ojos se acostumbren a la penumbra de la habitación.
Se escuchaba la respiración de las personas durmiendo y unos ronquidos lejanos. La sensación no se iba, seguía igual de presente.

“Tal vez me estoy volviendo paranoica, son las cuatro de la mañana”, pensé para mis adentros, pero agudicé más mi oído.

Un sonido no coincidía con los otros que estaban presentes. Se oían gruñidos, pero no gruñidos hechos por una persona o un animal.

Esos asquerosos y conocidos gruñidos.

Me incorporé con rapidez de la cama y salté de ella, sin preocuparme por tratar de ser silenciosa.

Me dirigí hacia la pequeña ventana que tenía nuestra celda, no se veía mucho por ella, los vidrios eran gruesos pero opacos. A pesar de aquello, distinguí unas figuras en la oscuridad de la noche.

Unas figuras que caminaban hacia nosotros, lentamente pero amenazantes y parecían que de a poco se iban multiplicando.
Mis ojos se abrieron por la sorpresa y tomé rápidamente mi cuchillo.

-¡Niño! ¡Hey, despiértate!- grité, zamarreándolo de un lado a otro al ver que no salía del mundo de los sueños.

-Mmmm…

-¡LA PUTA MADRE, CARL, DESPIERTATE ES UNA MALDITA HORDA!

-¿Enid?- me preguntó somnoliento y confundido, pero ya despierto.

-¡Enid!-gritó una voz. Me giré y vi a Daryl frente a la entrada de nuestra celda con cara de desesperación.- ¡Salgan por atrás, yo ya estoy despertando a todos!- gritó eufórico y salió corriendo hacia la próxima celda.

-Ya oíste, Grimes, sal por la parte de atrás-ordené y manoteé mi mochila con rapidez. Me calcé con la misma velocidad y antes de que pudiera salir corriendo tras Daryl, una mano sujeta a mi brazo me detuvo.

-Una mierda, sé que los va hacer y no tenemos tiempo para discutirlo. Te sigo- me dijo Carl mirándome fijamente a los ojos, con un semblante totalmente serio y decidido en ellos.

-No tienes armas.

Antes de que podamos discutir aquello, salí corriendo, zafándome de su agarre.

“Tú lo dijiste, no tenemos tiempo para discutirlo”.

Doblé por el pasillo de la derecha y me choqué con Patrick.

-¡¿Enid?!-exclamó mientras se sujetaba los lentes.

-Ahora no, sal por la puerta trasera. Trata de ser rápido y sigiloso y si hay más contigo, mejor. Así no se hace tan largo el salir.-indiqué con rapidez y lo empujé para indicarle que haga lo dicho. Me lanzó una mirada dubitativa y de confusión, pero finalmente asintió y salió trotando.

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora