Enid

153 17 3
                                    

Fruncí levemente el ceño al ver que Patrick se acercaba lentamente hacia dónde yo estaba.

El chico que esperaba era otro y éste inútil se estaba tardando bastante.

-Patrick- saludé, aunque con un semblante serio.

-E-Enid, ¿Cómo estás?- me preguntó con amabilidad mientras se acomodaba los lentes.

- Odio esperar.

Seguía mirando hacia el frente y comencé a zapatear el piso impaciente.
Patrick miró hacia dónde yo observaba y al no ver nada, se volvió hacia mi curioso.

- ¿A quién esperas? ¿O qué?- me preguntó con total tranquilidad y modulación. Me giré a verlo y esta acción, al parecer lo puso nervioso nuevamente.

- Al Vaquero.

-¿Eh? ¡Ah! ¿A Carl?

No respondí. No tenía ganas de iniciar una conversación y tampoco tenía intención de responderle mal al pobre chico de lentes debido a mi mal humor.
Para mi alivio, al fin apareció el niño del sombrero. Llevaba puesto un cinturón que nunca había visto antes con dos armas a los lados.
Al verme, aceleró el paso y yo, por instinto, fruncí más el ceño.

- Hola, Enid- me saludó naturalmente, como todos los días.

-Te tardaste- le dije, ignorando su estúpido saludo.

-Wow, ahora entiendo cuando dices que no te gusta madrugar.

-Gracioso. No me gusta madrugar y esperar. Y dos cosas que no me gusten, no me dejan de un humor mejor.

- Bien, bien. Vamos con el resto entonces.

- Me molesta tu alegría.

Me miró divertido.

- A mi me resulta divertido tu estado de humor mañanero.

- Calla.

- Siento que estoy de más aquí- admitió Patrick apenado, que seguía la conversación confuso.

- Lo estás- afirmé y acto seguido, bostecé. Me restregué los ojos de mala gana. Carl me reprochó con la mirada.

- L-Lo siento, yo...

-No te preocupes, Patri. Enid no es muy amigable cuando madruga. No es nada contra ti, es contra todo en general- lo tranquilizó Carl, mientras le palmeaba el hombro. Reboleé los ojos, pero para beneficio mío y de ellos, me alejé sin decir nada más.

...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...  ...

- Solo cuídense- repitió Rick por décima vez- y...¿Enid has dormido bien?

- Como un bebé- respondí, sonriendo levemente.

- Mmm, okey.- y volvió a dirigirse hacia ambos-Si llega a pasar algo malo, la usan. Pero con mucha precaución, solo tiene un tiro.

-Ya, ya. Dámela- pedí ansiosa, alargando mis brazos hacia Rick para que me entregue la pequeña pistola.

Él frunció el ceño.

- No es un juguete.

-Yo creo que para Enid, las armas no son precisamente juguetes...

- Son como antes el dinero para las personas- admití e hice señas para que me alcance el objeto.
Rick de mala gana me alcanzó la pequeña pistola de plástico.

-Nunca he tirado una bengala- confesé.

- Y no es para que lo hagas, Enid. Solo por…-empezó él.

- Sisi, emergencia, lo sé.

Carnid: El inicio de su historia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora