65. Pequeño accidente

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Emily

Cuando colocan de mal humor a papá es imposible que nos de permisos, prácticamente pagamos todos por el idiota que provocó un problema, al menos eso descubrí hoy cuando pedí una pequeña e insignificante autorización para salir al centro comercial por agua micelar como desmaquillante y me lo negaron.

- Marco por favor, dile que como última opción me llevas. Es importante.

- Si pudiera lo haría pero no sabes la temperatura que traigo hermana, si subo uno más al único lugar que conduciré será al hospital.

- Joder...

- Como tú uno de estos días. - soltó de la nada. - ¿Qué, no sabías?

- Obviamente que no.

- Pues papá lo anotó en el calendario de la cocina.

- Los resultados de los exámenes, debe ser eso.

- Yo creo.

- Y eso hermanita, ahora ruega a que se me quite y tal vez mañana sea tu acompañante.

- Espera, ¿qué día es hoy?

- ¿Domingo?

- Puta madre, no puedo mañana por el concurso de canto con Liam.

- Entonces el destino dice que lo pospongas.

- O lo coloque como excusa. - levanté una ceja con una sonrisa en el rostro. - Gracias, ahora sí que no me lo niegan.

- ¡Espero que te funcione! - me gritó antes de que saliera de su cuarto. - Y trae una hamburguesa con queso extra si es que el McDonal's sigue abierto.

- Claro.

- ¡Te amo hermana!

- Yo más. - reí bajando las escaleras.

En la cocina estaba Liam y por lo que escuché antes de pisar cerca de ahí era una charla motivacional que creo que me obligarán a asistir por llegar justo a la mitad.

- Disculpen la interrupción pero...

- Princesa siéntate, hay que conversar.

- Pero... - insistí.

- Dime, cariño.

- Realmente necesito ir al centro comercial. - su cara fue un "no" en letras grandes. - Porque mañana no podré por el concurso.

- Wow. - Liam me miró consiente de lo que trataba de hacer. - Tiene razón, tenemos que practicar todo el día y no habrá tiempo, pa.

- Sí, lo que él dice.

- Emily...

- Papi te prometo que me tomará cinco minutos.

- No puedo llevarte y el centro queda un poco retirado de aquí.

- Me ofrezco a llevarla. - mi hermano se levantó. - Me enseñaron a conducir y...

- No, definitivamente no Liam. La licencia de conducir no la tienes en primer lugar, mucho menos experiencia porque las veces que aprendiste casi chocaste cuatro, ¿o no?

- Recuerdos, recuerdos, vengan a mí. - se burló. - Por favor, el auto estará intacto cuando volvamos.

- Castigado estas tú, jovencito. - papá susurró e hice la que no escuchó nada.

- ¿Sirve dejarlo para media hora más?

- Ya les dije, no es no. - derrotada me encerré en el cuarto.

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