2. Chequeo

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Ethan

Un día soleado.

Lo disfrutaría pero no puedo salir a pasear como siempre. Tengo que hacer demasiadas cosas y a la vez no quiero hacer nada. Principalmente porque es algo que me desagrada, los famosos deberes escolares.

Ahora con esto de la pandemia mandan mucha tarea para mi gusto y creo que la mitad de mi día será ocupado en eso.

La alarma sonó temprano ya que tenía que alistarme para ir al médico, un motivo más para quedarme en la cama durante todo el día. Me fui a bañar rápido antes que mis hermanos fueran a ganar mi puesto.

Tengo cuatro hermanos. Mateo con 15, él es un poco molesto, le gusta siempre tener la razón y rara vez se mete en problemas como los demás siendo el más pequeño de la casa. Una versión totalmente diferente de mi.

Ryan y Liam con 17, son mellizos, algo que siempre los destaca son las notas en la escuela, sus nombres aparecen en el cuadro de honor pero tienen su carácter. Podría decirse que tienen el peor vocabulario en la casa.

Por último el mayor de todos es Marco, el tiene 18. El hermano responsable le dicen.

Si, somos todos hombres.

Ayer todos ellos estaban en la casa de mi abuela porque necesitaba ayuda para organizar algunos muebles nuevos que compró y como los demás no tenían algo importante en la escuela los dejaron faltar a excepción de Marco el cual terminó el colegio el año pasado y este año entra a la universidad.

— ¡¿Quieres apurarte?! Llevas más de una hora, joder. — dijo Mateo malhumorado.

— No tenemos todo el maldito día. — seguramente Ryan está detrás de Mateo en una fila para entrar al baño que ocupamos los tres. Hay solo tres baños en toda la casa y nos dividimos.

Nosotros ocupamos este que está al frente de nuestras habitaciones y Marco junto a Liam el del pasillo. El último está en la habitación de papá pero como queremos nuestro espacio preferimos compartirlos.

— ¡Ya voy! Paren que me duele la cabeza para estar aguantando sus reclamos. — dije al salir del baño.

— Esa boca Ryan. Lo mismo para ustedes. — papá llegó en el momento menos esperado. —Buenos días, bajen a desayunar cuando estén listos chicos porque se nos hace un poco tarde.

Y así es como comienza el día en esta familia.

Unos minutos más tarde todos sentados en la mesa comenzamos a desayunar un poco rápido porque la verdad llevamos unos minutos de atraso.

— ¿Llevan todo? — preguntó papá al levantarse de la mesa. — Por favor quiero que se comporten, sé que no les agrada a todos ir pero es necesario. Vamos, al auto. — dijo dándole un empujoncito a todos.

Nos fuimos en el auto hacia el consultorio, puede que esté un poco nervioso pero no es nada, el que si la debe estar pasando mal es Mateo, él si que odia venir.

Hace unos dos años atrás vinimos a un control de rutina y teníamos que hacernos exámenes, lo que puedo resumir de ese momento fue que apenas le acercaron la aguja para el examen de sangre pateó al enfermero y le pegó a la otra persona que estaba al lado. Fue un completo desastre, Marco salió corriendo como pudo junto a Mateo y desaparecieron en los pasillos.

Ambos son unos miedosos. En ese entonces íbamos con mamá a todos los chequeos pero todo cambió.

Desde que ella se divorció de mi padre nos abandonó y no quiso pelear por nuestra custodia, eso fue hace unos tres años por lo menos. No sabemos que hizo de su vida desde ese entonces y no tenemos comunicación con ella.

No hay necesidad de ir a un chequeo de rutina si tenemos a un padre que es médico pero él se asegura de todas formas con exámenes al año y cosas por el estilo. Tampoco es como que tenga el tiempo de estar revisando a todos, y los peores paciente somos nosotros. 

Cuando llegamos la tensión se podía sentir, bajamos en silencio y papá lo pudo notar porque no mirábamos nada más que el suelo.

— Chicos, tienen que relajarse. No es nada diferente a lo de siempre así que quiero que pongan de su parte. Si tienen miedo no duden en decirme, estoy aquí para ustedes siempre. — Nos revolvió el cabello con cariño para entrar de una vez.

Tuvimos que esperar para que rellenaran algunos papeles en la sala de espera durante una media hora hasta que nos llamaron.

— Familia Miller. — entre nosotros nos dábamos indirectas con señas y suspiramos al entrar por esa puerta blanca con una placa que decía "Dr. John".

Connor

Hoy iba a ser un día complicado, lo tenía presente desde ayer apenas les anuncié a algunos que iríamos al médico. Hay por ahí unos que tienen bastante rechazo al ir por un chequeo.

— Buenos días pequeños, tomen asiento por favor ¿A que se debe su visita? — me sonrió John, es un amigo de la infancia.

— Solo un pequeño control, con todo lo que está pasando me da miedo que puedan contagiarse de este virus. Es más, ayer llegó un infectado al colegio y no sabes el susto que pasé. Tendremos que tomar ciertas precauciones desde hoy en la casa.

— Concuerdo contigo, la protección y evitar el contagio es lo principal. Bueno, empezamos con ¿Ethan?

Todas las miradas fueron dirigidas hacia uno de los menores, trató de sonreír pero fue más bien una mueca a lo que yo lo relaciono con nervios.

— Cariño, acércate. Vamos a la camilla. — puede ir solo pero con sus pasos llegaría mañana a sentarse. Al guiarlo me alejé un poco para darle espacio como adolecente que es y lo necesita mientras John hacia su trabajo. Los demás estaban pendientes de lo que le hacían a su hermano.

— Por lo que veo se encuentra bastante bien.

Así fueron pasando cada uno de mis pequeños y estaban en perfectas condiciones. Fue de gran alivio el que no tuvieran que realizarse exámenes por el momento, no quería que algunos sufrieran ni hubiera llanto de por medio.

Al salir tuvimos que pasar al supermercado a comprar algunas cosas que faltaban en la casa y agregamos en las compras helado para la tarde. Es infaltable, sobre todo el menor que es adicto al azúcar. 

Planeamos una noche de películas y durante el camino iban contando anécdotas que pasaron en la escuela. 

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora