54. Dentista

915 45 5
                                    

Liam

Tengo la camiseta mojada por el sudor, no llevo ni cinco minutos aquí y ya no soporto este calor.

Estoy indignado, no puedo creer que después tanto tiempo que tuvieron para idear algo no lo hicieron. En este preciso minuto envidio a mis dos hermanos que descansan en casa viendo televisión y seguramente comiéndose los dulces de la alacena.

Desde que llegamos me estoy mordiendo las uñas de nervios, quizás parezco exagerado pero no entienden el rechazo de venir.

Creo que jamás podré ser doctor o estudiar algo relacionado a la medicina como lo hizo papá. Soy una persona muy diferente aunque no niego que sería divertido ver aquella carrera.

Con Ryan coincidimos en lo que queremos estudiar, fue raro al principio pero después de pensarlo bastante nos gustó la idea.

- ¿Entendiste? - desorientado miré a Mateo.

- ¿Que cosa?

- Liam... - alargó mi nombre y puso un puchero. - Nunca me escuchas.

- Claro que sí.

- ¿Entonces?

- Pues te apoyo.

- ¿En qué? - una sonrisa se asomó. -Te estoy diciendo lo del concierto.

- ¿Qué hay con eso?

- Agh.

- Dímelo otra vez, lo siento.

- Quiero que me acompañes, estuve viendo entradas por internet y no son tan costosas.

- No me gusta tanto la idea.

- Por favor, será lo máximo.

- Para ti que te gusta esa banda...

- Seré muy buen hermano si aceptas...

- Lo pensaré.

- ¡Gracias, eres el mejor! - me abrazó. - Estas mojado.

- Pues hacen mil grados de calor, Mateo.

- Aquí hay aire acondicionado.

- Tal vez está roto o algo.

- Ajá. - levantó una ceja. - Te llaman.

Aterrado miré la puerta color madera pero no había nadie y supe lo que intentaba hacer.

No le daría el gusto.

- Mentiroso.

- ¿Te asustaste? - reí y su cara fue un poema.

- Voy a decir lo mismo cuando salgas de ahí sin una muela. - los ojos de mi hermano menor se cristalizaron y pude notar que fui un poco cruel.

- ¿Papá me lo ocultó, verdad?

- No, no. - quise arreglar mi error. - Era una broma.

- Papi... - me comencé a encoger en mi asiento y disimuladamente miré hacia otra dirección para no ver la cara molesta de papá quien lo calmó más de veinte minutos antes de venir aquí.

Es aburrido que no haya nada interesante en una sala de espera como estas, lo único que se destaca es la decoración y un par de revistas ubicadas a los lados de los asientos, por curiosidad tomé una.

"Semana de la moda"

Apenas leí el título principal la devolví.

¿No tienen nada mejor que hablar?

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora