83. Chicos descontentos

731 49 8
                                    

Mateo

Por el altavoz nos comunicaron que en diez minutos comenzaban y tenía los nervios de punta, canté un poco con la multitud a la espera.

Marco estaba como un papel, luego de contarme lo que le pasaba a algunas personas este cerró los ojos y me asusté por un segundo hasta que pude relacionar los puntos que me dijo y pensé que era una estúpida broma.

¿Por qué juega en un momento como este?

- ¿Estas dormido? – me distraje con la entrada de uno de los trabajadores. – Te estoy hablando, Marco no me ignores.

Se desplomó en el asiento y en ese minuto no supe que hacer. Podría imaginarme cualquier cosa, hasta lo más mínimo que ocurriera en el momento menos esperado pero jamás esto. Todo dejó de importarme incluso los artistas que tenía a un lado a punto de cantar. Quería que alguien ayudara a mi hermano.

- Reacciona. – le di palmaditas en la cara y estuve tentando a darle una cachetada como en las películas para ver si despertaba. – Por favor.

Pasó el minuto y se reincorporó sin saber lo que le había ocurrido, yo en ese punto estaba lloriqueando con cinco personas alrededor quienes me intentaban calmar y a la misma vez ayudar a Marco.

- ¿Que...?

- ¿Se siente bien, joven? – preguntó una señora y él asintió. Lo levantaron con cuidado hacia la salida donde a pasos lentos lo seguí.

- Mateo disculpa. – negué rápidamente para abrazarlo a mitad de camino. – Yo no quería arruinarte esto.

- Es lo menos que me importa ahora. - me limpié las lágrimas con una parte de la sudadera. – Vámonos.

- Tenemos que llamar a papá...

- Lo hice hace dos minutos.

Les agradecimos a las personas que estuvieron cerca y se perdieron parte de la presentación por estar pendientes de nosotros. En la salida nos esperaba papá totalmente preocupado junto a mis hermanos. Cuando puse un pie afuera escuché como la batería y el piano comenzaron a sonar con mi canción favorita, la gente gritaba sin parar solo me quedó suspirar.

- ¿Qué pasó? Mateo hablaste muy rápido en la llamada, no se entendió. Solo escuchaba como llorabas, tuve un susto horrible.

- Me desmayé, creo. Fue una tontería papá, iremos allá dentro otra vez y...

- A casa querrás decir porque en estas condiciones ni creas que te dejaré entrar. – mientras ellos debatían entre miradas yo preferí alejarme para pasar desapercibido.

La verdad no creo que sea correcto volver. Entiendo lo que ocurre tampoco soy un ciego ante la salud de los demás, si es necesario tomar aquellas medidas lo acepto. No me opondré por un concierto que puedo volver a ir.

- Uy que mala suerte. – Liam me dio unas palmaditas en la espalda cuando me acerqué. – Para la otra, bro.

- Si, no me importa.

- ¡Está bajando del escenario, mira! – gritaron cerca un grupo de fanáticos que corrían desesperados y me quise tapar los oídos para no arrepentirme de mis palabras anteriores.

- ¿Te imaginas no vuelven y era su último concierto? – abrí la boca asustado porque nunca pensé eso. – Digo, es una posibilidad.

- Que pesimista Ethan, te encanta arruinarle la ilusión al niño. – Ryan lo empujó y se la devolvieron.

- Yo no soy un niño. – no me tomaron en cuenta.

- ¿Pelearán en un lugar como este repleto de seguridad? Quiero verlos, dejen grabar. – Emily con sarcasmo mostró su celular.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora