42. Supermercado y desastres

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Connor

El tema de conversación durante el día fue lo felices que se encontraban porque terminaron con las clases a pesar de estar castigados. Todos nos acostamos temprano para descansar ya que mañana los llevaría al supermercado.

Alrededor de las 5:00 AM sentí ruidos y una vocecita congestionada hablarme.

- Papi...

-¿Liam? ¿Qué pasa, campeón? - abrí los ojos de apoco por la luz.

- No puedo dormir.

- ¿Quieres acostarte aquí? - asintió con sus ojos llorosos y se metió a la cama abrazando una almohada. - ¿Mejor?

- Un poquito.

Ambos nos quedamos dormidos hasta que tocó la alarma para levantar a los demás, dejé que siguiera descansando y preparé el desayuno antes de despertarlos.

Me sorprendieron al verlos bajar con entusiasmo y ya vestidos.

- Buenos días, ¿tanta emoción? - sonreí.

- Hola papá, buenos días. - hablaron en unísono.

- Claro, por fin vacaciones.

- ¿Hiciste panqueques? ¡Los adoro! - Mateo se sentó a la mesa luego de lavarse las manos.

- ¿Vamos a ir todos? - Ethan preguntó.

- Creo que sí, aunque no estoy seguro con los mellizos. - mostró una mueca.

- ¿Podemos hacer galletas por la tarde?

- Si cariño.

- ¡Sin duda el mejor día de todos! - me contagiaban su alegría.

Desayunos los todos juntos y charlamos durante un rato, en el momento en que se fueron a cepillar los dientes limpié la cocina.

Me encantaba que pequeñas cosas los hicieran felices, poder conformarse con lo más mínimo y siempre agradecerlo como si fuera el mayor tesoro.

- ¿Ya podemos irnos? - los tres preguntaron.

- Enciendo el auto y nos vamos. - prendieron la televisión para esperar.

Tuve que buscar lo necesario antes de salir y nos fuimos con varias sonrisas en la parte trasera del auto.

- Por fin el infierno se terminó. - Ethan se estiró.

- ¡Somos libres! - Mateo le siguió el juego.

- No más tareas, no más evaluaciones... - Emily suspiró - ¿Será el paraíso?

- Me hubiera gustado ir ayer. - dijo Liam.

- A mí también.

- No fue tan interesante de todos modos. - lo dijeron para restarle importancia.

Al llegar a nuestro destino bajaron todos, se suponía que el objetivo era completar la lista de compras y realmente esperaba que no hubiera problemas.

- Vamos todos juntos ¿de acuerdo? - asintieron. - ¿Pueden ir por un carro?

Tres de ellos fueron y comenzamos a pasar por los pasillos.

- ¿Podemos comprar papas? - Mateo preguntó a mi lado.

- Terminando la lista, ahí todos sacan lo que más les guste.

- Bueno.

En un momento saqué unos fideos del estante y escuché en el micrófono "Limpieza en el pasillo 5".

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora