90. Boleto de avión

740 38 10
                                    

Marco

Me siento un fracasado por no haber podido hacer algo tan simple como tomar un avión a New York y asistir a la universidad. La rabia no me deja dormir, tampoco ver el boleto de avión que estaba ubicado en mi escritorio.

El reloj marcó las 3:00 am.

¿Qué pasaría si tomo el avión mañana o ahora? ¿Y si compro un nuevo pasaje con mis ahorros? Así papá no tendría un cargo adicional conmigo. Sé que feliz no estará con la noticia de que no estoy pero no puedo seguir perdiendo clases por haber tenido un estúpido ataque de pánico.

Me vestí a esa hora y busqué en internet la aerolínea disponible hasta el momento. En dos horas hay vuelos, tengo que irme. Por suerte no saqué nada de las maletas.

Algo me dice que no haga tonterías, me relaje y cierre los ojos para dormir pero a pesar de estar exhausto sin ganas de nada me levanté para luego ir de puntitas al piso de abajo. Lo que no esperé fue ver a Liam sentado en el sofá viendo la televisión sin volumen.

- ¿Liam? - extrañado me acerqué.

- ¿Marco? - copió mi pregunta.

- ¿Qué haces acá?

- No, ¿tú que haces acá? - con mi cara pudo ver que no estaba jugando. - ¿No es obvio? Estoy castigado en letras grandes y es la única opción que me queda. Todos duermen o eso creía, el minuto perfecto.

- Que inteligente...

- Lo sé, pero no se te ocurra delatarme...

- ¿Quién crees que soy? ¿Ryan? ¿Tu mellizo? - bromeé y reímos. - Esto es cruel, nos estamos burlando mientras él duerme...

- Cambias de tema tan rápido que es como si pensaras que no te conozco, bro. - caminé a la cocina para no levantar sospechas.

- ¿En qué andas? ¿Por qué estas vestido?

- La ropa es cómoda.

- Podría chantajearte con llamar a papá pero ambos salimos perjudicados aquí...

- Tú lo has dicho. - bebí jugo de la nevera.

- Cuéntame Marco, vamos confía en tu hermano.

- Mira si abres la boca... - pensé si contarle o no. - Voy a irme ahora, Liam.

- Pero si papá dijo...

- Te pido que no le cuentes, no quiero seguir dándole problemas. Es momento de irme y adaptarme a una nueva vida. Tengo a Daniel esperándome para recogerme allá. Estaré bien te lo prometo.

- ¿Y ahora tu nos dejarás solos en los exámenes? Papá estará con la presión baja mañana.

- Maldita sea, mientras más lo pienso veo los errores. Necesito crecer y el miedo no me va a vencer ¿comprendes?

- Fuerte y claro. - me abrazó. - Cuídate idiota, manda fotos no lo olvides.

- Que sí. - rodé los ojos. - Vas a tener un sueño que ni levantarte de esa cama podrán.

- Pues estos son los sacrificios para la diversión y no me arrepiento.

- No se metan en problemas, hagan lo posible para que no los esté regañando.

- Pides lo imposible...

- Se hace tarde. - fui a buscar las maletas. - Si pregunta cuéntale discretamente, no se lo digas de golpe.

- Si Marco, ve rápido.

Salí por la puerta de la casa mentalizándome que los miedos se vencen y que era la mejor decisión. New York me espera y mi primo también.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora