12. Perforaciones

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Liam

Los lanzamientos fueron excelentes, en ninguno de los dos fallé pero todo queda en el último. Hice mi mejor esfuerzo esperando un buen resultado pero eso no pasó.

Ryan me ganó y no tardó en darme un rodillazo justo abajo de mi abdomen, menos mal no me dejó un lindo moretón en mi rostro pero si quedé en el suelo retorciendome de dolor porque lo que pasó no se lo deseo a nadie.

- Aww, que buen hermano.- dijo Emily entre risas con Ethan.

- Creo que fallaste, deberías hacerlo por una segunda vez ¿no?

- Acércate y te..

- No estás en posición de amenazas.- Ryan se puso a reír y me tendió una mano para levantarme.

- Gracias pero de igual manera me tienen que cubrir. Mañana iré por ese pircing.- hice que todos quedaran en silencio.

- No, no lo harás.- Marco desaprobó mi decisión.- Sabes muy bien que te vas a meter en un gran problema.

- Eso no importa, yo tendré las consecuencias si se entera, relájate.

- ¿Que te ocurre? Desde aquí se sienten las ganas que tienes de un buen calentamiento. No quiero que después te estés quejando ni acobardando.- Negó y salió del patio.

- Apoyo a Marco. Creí que papá había dejado atrás esos castigos pero veo que no y lo que mas te aconsejo como hermana es que no lo hagas, espera unos años o meses hasta convencerlo pero sabes que te la vas a ganar.

- No, Emiliy. Gracias pero quiero hacerlo.- ella tambien se fue y quedaron Ryan y Ethan.- ¿Ustedes? ¿También van a dejarme como los otros o me cubren?

- Claro que no, bro. Cuenta con todo, mañana te ayudaremos a salir.- Le di un abrazo a esos dos.

- Y obvio que iremos los tres porque ya se que perforación me quiero hacer.- dijo Ryan y sonreí.

- ¿Cual?.- preguntó Ethan.

- Ya verán, será épico.

Connor

Acostar a Mateo de nuevo y quitarle la Play fue un gran desastre. Según el iba a mitad de partida y yo lo dejé terminar pero ya hace una hora que lo había llamado. Cuando pegué el tercer grito por las escaleras por si se asomaba no ocurrió y decidí subir a la sala de juegos.

Estaba un poco molesto porque solo le di 20 minutos y él aún así no se dignó a obedecer una orden.

- Ya, es tarde. Apaga eso, Mateo.

- No quiero.

- No te pregunté si querías o no. No quiero tener que castigarte cuando estás enfermo. A la cama.

- Yo no quiero, estuve todo el día acostado.- era un berrinche, soltó el control y se cruzó de brazos.

- No lo diré otra vez y tienes 3 segundos para obedecer.- me quedó mirando.- 1, 2..

- ¡Déjame en paz!

Eso fue lo que pasó la raya imaginaria de paciencia ya que tomó un cojín que tenía al lado y lo tiró con fuerza hacia mi cara. No me hizo ningún tipo de daño pero esas no son maneras de comportarse.

Caminé hacia él y lo tomé de un brazo levantandolo de golpe del sillón dándole sus merecidas palmadas.

PLAS PLAS PLAS

- Esto es por ser desobediente.- se quedó quieto.- Escuchame bien, Mateo. No porque estés enfermo no te voy a castigar y significa que puedes llevarme la contraria como se te de la gana. Última vez que me faltas el respeto de esa manera.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora