98. Permisos que terminan mal

739 38 3
                                    

Ryan

Después del huracán se evidenciaron destrozos alrededor del lugar, no fueron demasiados por suerte. La escuela nos dio dos días libres para limpiar el lugar antes de abrir sus puertas nuevamente y eso nos puso contentos.

Papá nos dio una extensa charla a todos en la sala acerca de que nunca más quería vernos pelear a base de puñetazos, que era la primera y última vez. Yo por lo menos entendí y no me gusta mucho discutir de esa manera con mis hermanos, con los demás no tengo problema pero ellos son mi familia, no soy tan imbécil para partirles la cara.

Mateo se disculpó con Ethan pero este decidió no hablarle e ignorarlo, sabemos que está sentido por lo que pasó.

—Quiero limpios sus cuartos, el tío Nick vendrá en la tarde a cenar —nos quedamos mirando con Liam y fruncimos el ceño.

— ¿Van a cenar en nuestro cuarto o qué?

— Ryan basta de reclamos que es una orden —genial, lo hice enfadar.

— Pero es que es cierto, dudo que tenga que poner los platos allí —continuó Emily.

— Dije que era una orden señorita y al que no le guste lo siento mucho pero lo tienen que hacer. No les cuesta en lo absoluto tender su cama y recoger la ropa del suelo.

— Yo dejaré esto en la lavadora —Liam le dio un mordisco a una tostada y se quitó el abrigo.

— Hey, hace poco te lo planché Liam —papá lo regañó—. Te quedas con eso caramba.

— Pero tiene una mancha de mermelada...

— Limpias y problema solucionado —le respondió y me sirvió leche con chocolate.

— La piscina quedó horrible —Ethan entró al comedor.

— Ven a sentarte que tienes servido, pronto arreglaremos eso, tengo que comprar algunas bolsas de basura porque ya no quedan.

— ¿Puedo salir esta tarde con Jacob? —Mateo preguntó.

— Sigues castigado —todos seguimos en lo de nosotros porque mirarlo diciéndole que era obvia aquella respuesta iba a causar reclamos de su parte.

Luego de acabar de comer todos nos quedamos aburridos en la mesa, ayudamos a recoger los platos mientras que papá limpiaba la cocina y al terminar aquello se quedó trabajando por el computador.

— Que aburrimiento —dijo mateo apoyando su cabeza en la mesa.

— ¿Qué haces, pa? —pregunté bostezando.

— Organizando ciertos papeles cariño —susurró concentrado en la pantalla.

— ¿Te puedo ayudar? —Liam jugó con sus pies por debajo de la mesa y me pateó por accidente.

— Auch, fíjate.

— Si, si, perdón.

— Liam, cariño —papá lo miró—, vayan a divertirse con algo. No, retiro lo dicho jovencitos.

— Ya nos vas a regañar —reí.

— Si Ryan, ¿por qué no los veo haciendo lo que les dije hace un rato? —los seis carcajeamos y papá negó sonriendo.

— Ya vamos, que gruñón —Marco dejó la silla en su lugar.

Todos copiamos la acción. Cada uno se fue a sus cuartos a limpiar. Tengo que confesar que es la actividad más aburrida del planeta a menos que tenga algo de música para distraerme.

— Nos reunimos en diez minutos, tengo una idea —dijo nuestro hermano mayor.

— ¿Pero no vamos a ordenar? —Emily confundida quedó esperando una respuesta.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora