64. Broma y pintura

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Emily

3:42 AM.

Sigo sin poder dormir, los pensamientos no me dejan tranquila por lo que opté por levantarme a buscar un vaso de agua. En el camino escuché un ruido en la cocina, más de alguno debe tener lo mismo que yo o están jugando en la consola a escondidas y les dio hambre.

- ¿Tú? - dije mirando a mi hermano mayor sentado en el sofá con una mano en la frente. - ¿Estás bien?

- ¿Por qué no lo estaría? Solo vine por un vaso de agua.

- No podía dormir.

- Yo menos...

- Adivino. - susurré abriendo el grifo. - ¿Película que no puedes dejar de ver?

- No peque, es la cabeza. Me estuvo doliendo desde que me levanté y con dos pastillas no se me quitó.

- Relájate y trata de dormir otra vez. Cuando cierres los ojos dejas tu mente en blanco.

- Lo tomaré en cuenta.

Al dirigirme al comedor me fui quedando dormida en la silla al relajarme completamente. Oí ruidos provenientes de la sala y creí que Marco estaba con algún café o había encendido la televisión pero a diferencia de eso sacó las llaves del auto en plena madrugada.

- ¿Vas a salir? - lo miré sorprendida. - ¿Estás sonámbulo?

- ¿Qué? No.

- Entonces sacas el auto por...

- Una emergencia. - completó. - Papá no se dará cuenta.

- ¿Desde cuándo mi hermano mayor sale a escondidas en la noche?

- Nunca, no pienses mal. Solo que hoy quiero ir a tomar aire.

- Ajá. - miré el reloj. - ¿Faltando para las cuatro de la mañana?

- ¿Eres mamá acaso? - me quedé en silencio y su cara cambió. - Lo siento, sé que me quieres cuidar pero tendría que ser al revés, ¿sabes?

- Bien, no vayas muy lejos. Cuídate y si vas a una fiesta yo te puedo cubrir.

- Te quiero, ahora duerme que si papá despierta...

- Si, sí. - lo abracé y él hizo lo mismo.

En mi cuarto volví a cerrar los ojos deseando que de una vez por todas dormir tranquila y que las pesadillas no fueran un problema.

•••

Los rayos del sol en mi ventana provocaron que abriera los ojos y el mal humor se esparciera a pasos gigantescos. Odio que llegue luz a mi cara.

- Buenos días. - Ethan corrió a lanzarse a mi cama.

- Me aplastas. - reí tratando de quitarlo.

- ¡Yo también quiero! - llegó Mateo.

Así sucesivamente fueron llegando cada uno de mis hermanos. Esto comenzó con una pelea de almohadas y bastantes caídas al piso.

- Tu cara. - se burló Ryan desde la silla de decoración apartado de los movimientos bruscos.

- Te daría un buen golpe con la almohada pero sería injusto viendo que no te puedes defender. - le saqué la lengua.

- El pie me lo impedirá pero aún me sirven las manos, Emily.

- Quiero ver eso. - cumplí lo que le acababa de decir y este se levantó cojeando pero cobrando venganza, fue una tortura repleta de carcajadas.

Estaba por formarse una pelea de quien le pegó a quien muy fuerte y nos interrumpieron en la puerta, era papá con pijama aún.

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