76. Escapar de casa

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Emily

No entiendo a los hombres sinceramente a pesar de vivir con ellos, me atrevería a decir que son más complicados que las mujeres en todo sentido.

Ya que no tengo amigos por estar en una nueva cuidad mi mejor opción para hablar con gente son las redes sociales pero a diferencia de los demás me gusta hablar con extranjeros. La variedad de idiomas llama mi atención y sus personalidades también. El año pasado lo intenté, una app estuvo de moda y me encantó.

Es triste decir que la distancia con esas personas me impide muchísimas cosas y darse cuenta que uno puede encajar tan bien fuera que en tu propio país.

- Si el cuadrado de binomio es el primer término al cuadrado por el doble del primero por el segundo y el segundo al cuadrado, ¿cuánto es el resultado de la expresión que...? - Mateo frenó su lectura. - ¿Cómo se supone que esto me ayudará en mi vida?

- Pues en nada, a los profesores les gusta jodernos. - respondió Liam.

- ¿Para qué lees eso si aún te queda mi semana?

- Adivina a quien se le ocurrió. - dijo marcando toda su frase y mirando enojado a papá.

- ¿Qué? - se dio cuenta que toda la atención estaba en él. - Tienen que prepararse todos ustedes para el colegio. Mejor vayan sacando sus cuadernos y repasen.

- Eres aburrido papá, déjanos disfrutar lo que nos queda de semana, ¿cuándo me toca dar la prueba de la licencia? - cambié de página en mi libro.

- Tenemos que pedir una hora, me avisas en la semana. - le respondieron mientras que nos preparaban jugo de frutas.

- Quiero mi celular de vuelta. - Mateo llegó quejándose a nuestro lado y se sentó dramáticamente. - Ya no puedo estar sin él.

- Lo pensaré. - no quedó feliz con la respuesta de papá.

- Yo también. - Liam se integró en la conversación. - Quiero comunicarme con mis amigos.

- Bien, tienen veinte minutos libres desde ahora para usarlo y lo devuelven. No crean que se me olvide lo que hicieron. - se fueron corriendo a buscarlos y yo también.

Más tarde noté que Ryan estaba en el patio, acostado en el césped y se me ocurrió una brillante idea para molestarlo. Traje una cubeta llena de agua silenciosamente por el pasillo para lanzársela encima pero nunca esperé que este tuviera una pistola de agua y que me atacara a mitad de broma.

- ¡Ahí tienes! - me gritó entre risas.

- ¡No que me mojas! - alejándome me tropecé.

- ¿Creías que estaría desarmado en una casa con gente como ustedes? - se puso a reír a carcajadas. - Los conozco y te hubiera funcionado si fueras más discreta.

- Liam, maldito soplón.

- Me avisó por la ventana.

- ¡Chicos competencia! - gritó cuando mágicamente apareció su mellizo junto a Ethan y Mateo en la puerta de la cocina viniendo a nuestra dirección. - Así me gusta, puntuales.

- Cállate Ryan. - le pegaron un codazo.

- ¿De qué es esta famosa reunión? - preguntó Ethan.

- Aquí la respuesta. - un eructo me hizo alejarme dos metros de ellos.

- ¡No sean asquerosos!

- Yo lo hago mejor. - Liam provocó más ruido.

- ¿Ah eso le llamas mejor? Por favor, admiren. - Mateo le ganó y así sucesivamente fue un intercambio por una hora donde tuve que salir de ahí.

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