74. Juegos y cumpleaños

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Connor

Hoy tuve que pasar temprano por los regalos que se me olvidaron comprar en la semana, la verdad no tuve tiempo con todo el trabajo. La tormenta pasó y el pronóstico del tiempo para los próximos días corresponde a un cielo completamente nublado con heladas por las noches.

Antes de ir a casa firmé unos documentos importantes del extranjero en la empresa y tuve una reunión rápida. Me demoré más de lo normal debido a que Nick y Alex no pudieron asistir por asuntos personales dejándome sus notas pendientes a mí por si las necesitaba.

Se supone que los niños deben ya estar arreglados esperándome para partir a casa de sus primos. Cuando entré con dos bolsas de supermercado vestía aún en pijama uno de ellos.

- Ethan, ¿qué haces vestido así? - suspiré. - Estamos atrasados caramba, ve a cambiarte.

- ¡Pero no encuentro mi pantalón azul! Esta mañana revolví mi cuarto buscándolo.

- ¿Y si está para lavar?

- Tampoco.

- ¿Otro? Por favor hijo, seis llamadas perdidas tengo de tus abuelos.

- Es que me gusta ese, ninguno más.

- Te llevaré de todos modos, estés como estés. - me adentre en la cocina sacando rápidamente cosas. - ¡Marco!

- ¡Voy, voy! - el mayor corrió. - ¿En qué te ayudo?

- Asegúrate que los mellizos estén bañados, que tu hermana no se deje el cabello mojado porque hace frío y Mateo...

- Hay un problema.

- ¿Cuál? - di el agua de la llave para lavar dos vasos.

- El menor está durmiendo.

- ¿Todavía? Dile que...

- Se vistió primero que todos pero después se quedó dormido y desde las diez que no sale de su cuarto.

- ¿Tres horas? - miré el reloj. - No es normal, rara vez duerme siestas.

- Intenté de todo pero me ignora al igual que los otros, debe estar de mal humor creo. - asentí.

Tengo que ver luego que le ocurre, ahora estoy tan ocupado que ni tiempo para respirar tengo. Mi madre me ha llamado durante toda la mañana para que no se me olvide llevar su encargo desde la pastelería, otra cosa que se agrega a la lista. Sé lidiar con el estrés pero el tiempo es escaso.

- Vayan subiendo sus cosas al auto, me doy una ducha y nos vamos. - dije corriendo. - ¡No se les olvide dejar agua y comida al cachorro!

- Si papá.

- Y te cambias Ethan. - le di una mirada. - En cinco minutos.

- ¡Que fastidioso!

- No me hables de esa manera jovencito. - se volteó. - Berrinches ahora no quiero hijo, tus abuelos nos esperan, te lo vuelvo a repetir.

- ¡No iré, no me puedes obligar! - con la mano hice una señal de que no siguiera.

- Te quedan cuatro. - se lanzó al sofá a gritarle a una almohada.

Si me quedo discutiendo de lo bueno y de lo malo con él menos tiempo será para las actividades. En mi cuarto busqué lo primero que encontré y me metí al baño rápido.

Me tienen que esperar, no dejaré que les canten el cumpleaños feliz a mis sobrinos sin estar presentes los siete en casa de Nick. Le mandé un mensaje el cual contestó rápido y respondí al salir a vestirme.

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora