86. Un mal plan

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Connor

Seis, siete y ocho minutos logro contar con la lentitud que cargan mis hijos al arreglarse para la escuela. Nunca creí que sería fácil porque ellos intentan que sea lo más difícil posible siempre.

Uno ama ser padre, tener el papel tan importante en su vida pero como ser humano muchas veces cansa llevar la misma rutina y más cuando es solo, que no se mal entienda, amo y daría mi vida por mis hijos pero ¿Cuándo voy a preocuparme por mi? Hay que tener tiempo para todo y creo que es momento de tener un poco de atención propia, quizás darme un gusto, salir por una hora a tomar aire fresco o simplemente descansar unas horas del trabajo y rutinas del hogar.

Ethan se ha quejado absolutamente todo este tiempo colocándose la mochila, incluso subiendo al auto. Peleó con el cinturón de seguridad, con los cordones de sus zapatos, su cabello desarreglado y sus actitudes me dicen que algo no anda bien, no sé si serán las pocas ganas de adaptación o miedos como el menor.

- ¿Me puedes explicar qué ocurre? – me dirigí directamente a él pero esquivó la mirada. – Ethan, cariño.

- ¿Qué quieres? – contestó enojado.

- Hey jovencito, háblame bien. – un silencio inundó el auto.

- ¿Y si pasamos de largo a comer algunas papas fritas? No importa que sea temprano...

- Buen intento. – sonreí con las ocurrencias de Mateo. – Pero entran en diez minutos exactos.

- ¡Olvidé mi lápiz! – Ethan chilló. – Tienes que devolverte, papá.

- ¿Por eso? – el retrovisor me dejó verlo. – Tus hermanos pueden prestarte uno, ¿no traes estuche?

- ¡Es mi favorito, quiero volver!

- Vamos casi a mitad de camino, ya salimos del lugar Ethan. Nos retrasaremos y no creo que sea bueno llegar tarde el primer día de clases.

- Es que... – sus ojos llorosos no decían nada bueno.

- Aquí tienes. – Ryan lo interrumpió y este de un manotazo mandó a volar lejos el lápiz.

- ¡Auch! – a Liam le cayó en la cabeza. – ¡Ten cuidado idiota!

- Sin malas palabras, compórtense.

No quise regañarlos y arruinarles el día pero como van ya se lo están ganando. Se sentaron todos, los cuatro iban observando por la ventana luego de aquello y Emily conversaba animadamente por su celular. Pasar a la clínica me atrasa, tengo que ir al trabajo antes de las diez por lo que ruego que se demoren poco en la radiografía que pedí ayer por teléfono.

- ¿Y si esperamos un poco? – Liam dudó. – Hace mucho frio afuera y es temprano.

- No podemos. – miré mi reloj. – En cinco minutos entran, adelante.

- Pero papá... – otra excusa venia en camino.

- De acuerdo, ¿me van a explicar lo que está pasando? – los mellizos sonrieron, Ethan se encogió en el asiento y Mateo se tapó la cara con su brazo.

- No es nada. – habló Ethan. – Es nuevo para nosotros.

- Créanme que lo tengo muy presente pero sé que encajaran perfecto, en la vida hay que vivir nuevas experiencias, salir, conocer y hacerse de amistades, ustedes pueden. – susurraron un gracias muy pero muy bajito. – Ahora vayan preparándose que deben estarlos esperando.

- ¿Qué?

- La inspectora, tienen que darles su horario. – saqué las llaves del auto dispuesto a acompañarlos para que tuvieran mucha más confianza. –

Pequeñas travesurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora