Capítulo 14

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Muchas gracias por leer si estás al otro lado, y gracias a los que habéis votado. Espero que os siga gustando :)

Capítulo 14

A la mañana siguiente desperté sin hallar rastro de Carlisle en el cuarto, con lo que me levanté de morros lentamente, y salí de la habitación directa hacia el baño.

Después de asearme fui hacia las escaleras mientras escuchaba con atención la conversación de mi hermana, quien reía eufórica como una niña tonta, seguramente porque hablaba con alguno de sus muchos ligues de una noche.

Al llegar a la cocina ni siquiera se percató de mi presencia, y continuó a lo suyo.

-Amanda, ¿has visto a Carlisle irse? –Pregunté cuando colgó el teléfono, sonriente.

-No, ¿por qué debería de haberlo visto?

-Anoche estuvo aquí, pero al despertarme no estaba, y es pronto como para que llegara tarde al trabajo.

-Pues, habrá salido por tu ventana, porque yo aún no me he acostado.

-No me extrañaría. –Dije en un susurro mientras removía la leche con aires distraídos, hasta que recordé las últimas palabras de la rubia. -¿¡Pero a qué hora has llegado!?

-Oh vamos, ya soy mayorcita, Nadine. Además, tú no eres ninguna monja, eh... si no, ¿qué hiciste anoche? ¿Jugar a las cartas? –Se burló mi hermana con una sonrisa pícara.

-Eso no es asunto tuyo. –Tartamudeé con vergüenza, mientras la rubia se acercaba y me miraba con satisfacción a los ojos.

-Vete apuntando esa frase, porque cada vez que te dirijas a mí, la vas a necesitar. Me voy a dormir, hasta luego, hermanita. –Se despidió mientras se alejaba y ascendía por las escaleras, llena de chulería. Mi hermana no tendría remedio nunca.


Después de comer, y aún sin haber recibido noticias de Carlisle, decidí hacer una visita a su casa y por lo menos entretenerme un rato. Así que me vestí con unos vaqueros y el primer jersey que pillé, y me lancé a la aventura.

Me planté frente a la puerta con algo de nervios, y antes de que me decidiera a llamar mientras observaba las cristaleras, no me dio tiempo a moverme cuando Alice abrió en un santiamén, regalándome una sonrisa afable.

-¡Nadine! Entra, no te quedes ahí. -Dijo a la vez que se movía ágilmente para agarrarme de la cintura, metiéndome en la casa.

-Alice ¿Dónde está..?

-Carlisle está trabajando, no te preocupes. Le surgió una emergencia en el hospital esta mañana y prefirió no despertarte.

-Oh, gracias, Alice... ¿Y dónde están los demás? –Pregunté mirando alrededor, sin hallar a nadie ni escuchar ruido alguno.

-Salieron de caza, volverán en un par de horas. Yo fui ayer. –Dijo la pequeña mujer antes de que formulara mi pregunta.

La castaña me invitó a quedarme un rato allí charlando con ella sobre multitud de cosas. Me pareció que quería distraerme de algo que desconocía, aunque quizás sólo eran impresiones mías. Al final me lió para ir de compras en cuanto me recuperara; No sabía si los comentarios que había oído por su obsesión por la ropa eran tan exagerados como yo creía, así que lo averiguaría sin remido alguno.

-Nadine, quizás estarías más cómoda tumbada, ya sabes que necesitas descansar. Si quieres puedo avisarte cuando llegue Carlisle, o mejor le avisaré a él. –Habló la vampiresa tras varias horas de conversación, invitándome, según mi criterio, a irme a casa. Aunque sabía que no era con mala intención.

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora