Una nueva esperanza

Capítulo 24

Capítulo 24

El día siguiente transcurrió sin incidentes. Paseo por el pueblo, tiendas, y de nuevo comilona. Pero la acción estaba por llegar, y claro que llegó.

A la madrugada, Carlisle salió por la ventana yéndose de caza, cuando al rato de que este se marchara, apareció por el mismo lugar alguien que hizo que mis piernas temblaran, debido a un cúmulo de sentimientos inexplicables.

-¡Thomas! ¿Qué haces aquí? –Pregunté con sorpresa, cerrando la puerta con pestillo.

-He venido a contaros los planes de los Vulturi, ¿no está Carlisle?

-No, se fue hace un rato a cazar.

-Cuéntale después todo esto, no tengo mucho tiempo. Aro planea venir la semana que viene, no sé que día... Tenéis que iros de aquí, lejos, donde no se imaginen que iréis. Al sur, o al ecuador, durante unas semanas hasta que pase el peligro. Después podréis volver, yo les despistaré hasta tierras frías.

-¿Funcionará?

-Por lo menos de momento. -Yo seguí reflejando la seriedad en mi rostro, mientras él se acercó y acarició mi cara, hablándome de nuevo. –No dejaremos que te maten, puedes estar segura.

-Thomas... –Susurré, separándome levemente.

-Lo sé, lo siento.

En ese momento, Carlisle apareció por la ventana posicionándose junto a mí, mientras saludaba con algo de desconfianza al hombre, y este le respondía.

-¿Qué ocurre, Thomas?

-Se lo conté todo a ella, amigo. No tengo tiempo, debo de irme rápidamente a Alaska. Suerte.

Al despedirse saltó por la ventana ágilmente, dejándonos a solas y en silencio, el cual fue roto por el rubio al pedirme explicaciones de lo que me había contado.

-Llamaré a los chicos y les contaré los planes. Cuando tus padres se vayan pasado mañana, nos reuniremos con los demás en nuestra isla privada del Caribe. Nos quedaremos semanas.

-Qué bien os lo montáis, ¿eh? Desconocía que tuvierais una isla.

-A veces es agradable distanciarse del mundo. -Me rodeó con sus brazos por la cintura, fijando sus ojos en los míos.

-La verdad es que sí. –Susurré mientras apoyaba la cabeza en su pecho y me abandonaba.

-Deberías dormir, es muy tarde ya.

-Tienes razón, pero no te vayas, quédate conmigo en la cama.

-¿Quién dijo que me fuera a ir? No te dejaré sola. –Añadió mientras me recostaba en la cama y se posicionaba a mi lado, observándome. Me acurruqué en su pecho y me dejaba llevar para tratar de dormir.

A la mañana siguiente desperté sola, ya que Carlisle trabajaba de mañana.

Me levanté y limpié la casa por encima, mis padres bajaron al rato y salieron a hacer unas compras quedando yo sola en el lugar, hasta que llegó Carlisle un poco antes de lo normal.

Me encontraba en la cocina distraída, colocando unos cacharros, cuando me sorprendió agarrándome por la cintura con suavidad, haciendo que me asustara igualmente.

-¿Por qué haces estas cosas, acaso quieres matarme? ¿Cómo estás aquí tan pronto? –Dije girándome rápido, sonriendo al instante.

-He ido a presentar un informe que dice que tengo el brazo roto, y debo estar de baja durante 2 semanas al menos.