Capítulo 68
Desde el salón escuchamos como la puerta de la calle se abría, y automáticamente, Tanya, Albert y yo nos levantamos del sofá, nerviosos ante el panorama que nos deparaba.
Kate fue de las primeras en entrar en la estancia, seguida de Eric y el resto de los Cullen, portadores todos de rostros lúgubres y sumamente compungidos. Observé que Carlisle y Jasper no entraron en el lugar, y segundos después, Eric salía del salón, quizá a buscarlos.
Me sentí enormemente mal cuando Albert fue a abrazar a sus tíos con extrema felicidad al verlos sanos y salvos, pero cuando se dio cuenta de la falta de miembros, no tardó en preguntar.
-¿Dónde están los demás? -Preguntó borrando aquella bonita y deslumbrante sonrisa, mientras sus ojos azul intenso se fijaban en los de Rosalie, en especial.
-Tú padre y Jasper están en el recibidor, cielo. –Respondió con un hilo de voz, intentando controlar sus emociones, pero su rostro no era capaz de mentir al pequeño, y seguro que su mente tampoco.
-¿Dónde está la tía Alice, mamá?
No pude resistir la pena al observar como su mirada se tornaba vidriosa y se clavaba con firmeza en mis ojos rojos e hinchados. Tragué saliva y comencé a hablar despacio y entrecortadamente.
-Cariño, Alice... ha muerto.
De inmediato sentí como todo volvía a derrumbarse, pero está vez, el sentimiento era mucho más desolador al comprobar como las lágrimas brotaban sin control de los ojos del niño. El resto de los presentes seguían callados y con la mirada perdida, totalmente derrumbados, todos salvo Rosalie. La rubia tenía los ojos incendiados por la ira mientras me miraba fijamente. Jamás había visto aquella mueca fiera en ella.
De pronto, la mujer corrió hacia mí a la velocidad de la luz, y un segundo después, me retenía contra la pared sujetando mi cuello con violencia, haciendo que me faltara el aire para respirar. Sentí un total pánico al contemplarla desde tan cerca con aquel odio hacia mí.
-¡Todo ha sido por tú culpa, desde el principio has traído la ruina a esta casa! ¡Alice está muerta por tú culpa! ¡Ojalá nunca hubieras aparecido, así ella estaría aquí ahora! –Gritó fervientemente, haciendo que Emmett corriera hacia nosotras y trataba de separarla con dificultad, junto con Tanya y Kate.
-¡No, tía Rosalie, por favor! –Gritaba Albert llorando, tremendamente asustado mientras trataba de ponerse en medio de nosotras dos. Edward enseguida lo interceptó para que no resultara herido, llevándoselo lejos de nosotras.
Justo en el momento en que Emmett hacía que Rosalie me soltará, Eric, Jasper y Carlisle entraban alarmados en la sala, observando la escena. Rosalie completamente desatada sollozaba mientras continuaba gritándome cosas horribles, Albert lloraba abrazado a Edward, y yo me hallaba tirada en el suelo tosiendo y sangrando, ya que al retirar a la mujer bruscamente de mí, me había provocado un corte en el cuello con sus largas uñas. No podía dejar de llorar silenciosamente, contemplando a la vampiresa desaparecer escaleras arriba con su marido.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó Carlisle con tono lúgubre, mientras abrazaba al niño y me miraba levantarme dolorida.
-Rosalie no ha aguantado la presión. Culpa a Nadine para tratar de sentirse mejor, aunque sabe que no es su culpa. –Respondió Edward, mirando al patriarca.
Cuando Albert se separó del rubio, este se acercó a mí y acariciando mi cara comenzó a observar mis heridas.
-¿Estás bien? –Preguntó, mirándome a los ojos mientras yo trataba de asentir, aun presa del miedo y la culpabilidad. Era poco convincente
-Voy a curarla, quedaos con Jasper mientras, hijos. Nadie debe esta solo en estos momentos.
Acto seguido, Carlisle me guió escaleras arriba a la habitación de Tanya, la cual era enormemente espaciosa. Me hizo sentar en un sofá rojo antes de que abandonara la estancia, para volver segundos después con la famosa caja negra.
Mientras el hombre se ocupaba de mi rasguño en el cuello, comencé a hablar mirándole de refilón, extrañada de su temple después de lo ocurrido, aunque a pesar de todo se notaba su extrema seriedad, surgida de la pena que lo embotaba.
-¿Cómo estás tú? –Pregunté con dificultad, tratando de medir mis palabras enormemente. Se hizo el silencio durante unos minutos; después, el hombre dejó la gasa ensangrentada encima de la cama y se alejó unos pasos hacia una ventana. Me levanté lentamente y caminé hasta posicionarme tras él.
-Ha sido demasiado rápido, nadie se esperaba algo como esto, ella era la más alegre... su ausencia será demasiado dura de superar.
-El tiempo nos ayudará a curarnos, Carlisle.
-El tiempo no cura, no te hace olvidar el dolor; sólo te enseña a convivir con él.
Aquellas palabras tan pesimistas, a la par que ciertas, hicieron que me estremeciera al oírlas de la boca de mi marido. Estaba realmente afectado si había dicho eso.
-Lo sé, cariño. Lo siento muchísimo. Lo vi y no pude evitarlo, yo... –Hablé entrecortadamente, fruto del llanto.
-No te culpes, nadie lo hace, aunque no te lo parezca. Siento el comportamiento de Rosalie.
-Tranquilo. ¿De verdad te encuentras con fuerzas? Yo estoy bien, no hace falta que me cures, puedo sola. Lo más grave es el labio, creo que me lo han partido.
-Sí, lo han hecho. Voy a coserlo, después ponte hielo. –Dijo mientras pasaba una gasa empapada en un líquido que escocía a horrores, y después la depositaba junto a la otra en el sofá, pasando acto seguido a los puntos de sutura. –Los chicos están destrozados, y se supone que yo debo ser el fuerte, pero no creo poder hacerlo. –Confesó sin mirarme, trabajando deprisa hasta terminar. Hablé cuando me miró de nuevo.
-Eres la persona más fuerte que jamás he conocido; lo harás estupendamente, como todo, mi amor.
El rubio me contempló durante unos instantes, para después volver la vista a la ventana. Me acerqué unos pasos por detrás y lo abracé por la espalda, pero permaneció rígido. Me quedé helada cuando escuché como comenzó a sollozar, entonces antes de poder reaccionar, se dio la vuelta apoyando su cabeza en mi hombro mientras lloraba amargamente sin derramar lágrimas.
No hice otra cosa que aferrarle a mí con fuerza, en silencio, mientras también lloraba, acariciando su pelo. Jamás había visto aquello, y el miedo que sentía al comprobar que él se había derrumbado completamente era inexplicable, ya que él siempre era el fuerte; el que jamás perdía la templanza.
¡Gracias por leer!
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Una nueva esperanza
FanficLuz en la oscura y trágica vida de una joven. Luz para un hombre que vive enfrascado en la eternidad sin remedio alguno. Cuando los caminos se cruzan, surge una nueva esperanza. CarlisleXoc