Capítulo 44

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Capítulo 44

El día siguiente fue horrible. No podía concentrarme apenas, sólo por un estúpido sueño, pero aún así no entendía por qué mi subconsciente le daba tanta importancia. Tenía miedo de que Eric me atrajera más de lo permitido, cosa que me irritaba y asustaba de igual modo.

Al llegar a casa tras el trabajo me encontré a Eric hablando con Carlisle en el salón, y eso era justo lo que menos me hubiera gustado que pasara. Maldita sea.

Al entrar en la amplia estancia, el vikingo sonrió pícaramente, como si supiera qué me ocurría. Traté de ignorarlo y me acerqué a Carlisle para besarlo fugazmente, poniendo toda mi energía en parecer normal.

Me retiré sin mediar más palabra que un hola hacia el invitado, para después subir las escaleras dirección al despacho de Carlisle, donde traté de concentrarme en rellenar unos pedidos para la biblioteca, pero al poco rato, apareció Eric con su típica sonrisa chulesca, acercándose unos pasos al escritorio. Traté de no parecer nerviosa, centrándome en las letras.

-¿Qué quieres, Eric? Estoy ocupada. –Hablé sin apartar la vista de los papeles.

-Sólo quería cerciorarme de que te va bien después de beber mi sangre.

-Sí, va todo divinamente -dije mientras me levantaba, acercándome unos pasos a él, tratando de llevarlo hasta la puerta-. Muchas gracias por tu interés y colaboración, pero seguro que tienes más cosas de las que hablar con Carlisle, como lo maravilloso que era el mundo hace 200 años o...

Eric me besó sujetando mi cara, cortándome en mitad de la frase. Durante unos segundos me quedé helada, pero poco después sin poder remediarlo, le seguí el juego y contesté su beso, con una extraña y frenética sensación en mi interior, algo casi instintivo, animal.

Tras unos instantes nos separamos lentamente, quedándonos mirando unos segundos. Fue entonces cuando mi mente volvió a la realidad, a mi verdadero ser, así que pasé a propinarle una bofetada al vampiro por su atrevimiento. Me hice algo de daño, y él sonrió abiertamente. Menudo capullo.

-Tú me has respondido, recuérdalo. Alimentas mi esperanza. –Dijo sin moverse, a pesar de que al instante me fui rápidamente de la habitación, dirección al dormitorio.

Me puse a llorar de rabia en cuanto entré en el cuarto, sentándome en la cama con indignación, pensando que era completamente estúpida, y él tenía razón.

No pasaron ni 5 minutos cuando Carlisle entró despacio en el cuarto. Sorprendido, se sentó a mi lado, acariciando mi rostro para que lo mirara.

-¿Por qué lloras? –Preguntó, creando un silencio incómodo que rompí después de coger aire.

-He besado a Eric. Bueno, en realidad he respondido a un beso de Eric. Lo siento, no sé por qué... no lo aguanto, y no quiero besarle, pero lo he hecho ¿por qué?

-Tranquila. Es por la sangre, sientes más atracción hacia él de la que ya crea su condición sobrenatural. Por eso crees que te gusta ahora.

-¿En serio? –Me lancé a buscar sus dorados ojos, sintiendo un halo de cálida esperanza dentro. Carlisle sonrió tiernamente, pero aquello no me quitó aquella horrible sensación de culpa.

-Sí.

-Aún así no es justo para ti, y me siento fatal por ello. -Agregué con vergüenza, apartando la vista de la suya, aquella tan comprensiva.

-Nadine, no tienes la culpa. No estoy enfadado, ni dudo de ti.

-Te amo, Carlisle, y espero que nunca lo olvides, porque yo no lo haré; te lo juro.

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