Capítulo 34

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Capítulo 34

Pasaron un par de días en los que Chris se comportó como normalmente solía hacer, pero aún así me costaba confiar en que no volvería a intentar nada raro, y para bien o para mal, olvidé lo ocurrido y todo volvió a la normalidad. O al menos eso creí de forma equivocada.

Era el último día de la semana, a última hora, cuando me hallaba organizando una de las famosas estanterías descolocadas por estudiantes sin compasión, subida a las escaleras, concentrada en mantener el poco equilibrio con el que Dios me había dotado, cuando sentí que había alguien a mi espalda.

Al girarme con lentitud encontré a Chris observándome con una sonrisa pícara que no me gustaba nada.

Coloqué con rapidez los pocos libros que quedaban en mis manos, y bajé intentando ser lo más ágil posible, pero me quedé totalmente petrificada al notar que el hombre, intentado aparentar ayudarme, me tocó el trasero de forma descarada. Una vez en el suelo me giré ofendida, dispuesta a sermonearle, cuando me calló de forma súbita besándome mientras sujetaba con ardor mi cintura, atrayéndome hacia sí.

Acto seguido, sólo se me ocurrió apartarle con fuerza y salir de allí lo más deprisa que pude cuando recuperé el control de mi cuerpo, dirigiéndome hacia el vestíbulo, donde encontré a Carlisle hablando con Jess en el mostrador.

Al observar al rubio automáticamente trate de relajarme y desacelerar el paso, acercándome con tranquilidad.

-Hola. –Saludé cuando llegué a la altura de los dos, con una sonrisa falsa. -¿Cómo estás aquí tan pronto?

-Hoy no había apenas trabajo y pedí permiso para salir antes, y así venir a por ti. –Dijo con un deje de tristeza que percibí en su melódica voz, manteniendo su impasible rostro.

-Estupendo. Pues podemos irnos cuando quieras, ya he terminado. Hasta el lunes, Jess.

Nos despedimos ambos de la mujer y salimos sin mediar palabra del lugar, hasta que una vez dentro de el coche, mientras íbamos camino de casa, decidí romper aquel molesto y extraño silencio.

-Carlisle, ¿estás bien? Te noto extraño, como... triste.

-Tranquila, estoy bien. Sólo algo pensativo. –Respondió tras un breve mutismo.

Cuando iba a volver a hablar sonó mi móvil, haciendo que el rubio se concentrara únicamente en la carretera, manteniendo una inquietante e impasible faz. Me quedé helada cuando escuché al otro lado la voz de Chris.

-Hola, preciosa ¿Qué tal?

-Hola... ¿ocurre algo? –Añadí tras titubear unos instantes, nerviosa.

-Sólo quería saber si estás pensado mucho en mí después de lo de esta tarde. Vamos, dame una cita, no te defraudaré.

-Oye, ahora no puedo hablar. Lo siento. –Me excusé sin ganas colgando con rapidez, mientras suspiraba cansada.

-Era, Chris, ¿verdad? –Preguntó, claramente de forma retórica, sin quitar la vista de la carretera.

-Sí. Últimamente está muy pesado con nosotras.

-¿Con vosotras o contigo, Nadine? –Sentenció con un tono seco y raro en él. Nunca le había visto de esa forma.

-¿A qué viene eso? –Pregunté totalmente sorprendida, y algo temerosa. Sospechaba algo de lo ocurrido, estaba segura de ello pero, ¿cómo podía ser posible? ¿Alice? No, no cuadraba... ella me habría advertido antes para no herir a Carlisle.

-Sabes que no voy a discutir. Eso deberías decírmelo tú.

El coche se detuvo en ese momento en el gran garaje de la casa. Yo, totalmente pensativa y sorprendida, observaba la nada sintiéndome realmente mal, como si le hubiera engañado con el moreno.

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora