Capítulo 18

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Capítulo 18

Pasados un par de días en los que no ocurrió nada fuera de lo común, salvo que mi curiosidad por Thomas crecía cada día, y seguíamos la pista al misterioso aquelarre, llegó el ansiado momento en que avanzamos en el caso.

Era una lluviosa y oscura tarde en Volterra, cuando uno de los vampiros al servicio de los Vulturi, llamado Félix, entró rápidamente en la gran estancia circular donde nos encontrábamos todos ante un gran mapa de la ciudad, planeando el lugar donde nos sería más favorable la guerra. Todos nos giramos ante la firmeza de su entrada.

-Nuestros topos han averiguado que el aquelarre planea atacarnos pasado mañana, durante la madrugada.

-¿De cuántos estamos hablando?

-Más de 20.

A la respuesta del moreno, los presentes arrugaron el rostro, pensativos. Hice recuento de los que formaban nuestro bando, llegando a la conclusión de que nos ganaban por unos cuantos vampiros, aunque no era un gran inconveniente porque ellos eran jóvenes e inexpertos neófitos. Ese era nuestro consuelo, o al menos lo que repetían sin parar.

-Nuestra experiencia es mayor que la de un par de neófitos desatados. La mayoría de nosotros ya sabe luchar.

-Jasper tiene razón, sólo debemos de calcular bien el terreno para que no invadan el castillo, y serán nuestros. –Contestó Emmett, emocionado mientras hacía un gesto violento con las manos.

-Tienen razón, así que preparémonos para la batalla. Hace bastante que no salimos de caza. Propongo que vayamos a saciarnos y volvamos al trabajo.

A la proposición desenfadada de Aro, cuya personalidad no dejaba de sorprenderme, los presentes aceptaron encantados. Enseguida todos se dispersaron por diferentes caminos hasta que muy pocos quedamos en el lugar. Carlisle se acercó a mí con paso calmado.

-Me quedaré contigo hasta que vuelva alguno de los nuestros. –Susurró el rubio, acariciando mi nariz con la suya, sonriendo como sólo él sabía hacer.

Antes de que pudiera contestarle, aunque no era necesario, apareció Thomas junto a nosotros.

-Yo podría quedarme con ella, ya me sacié ayer, y sabes que puedo controlarme.

-Lo sé, Thomas, te conozco desde hace muchos años. Ella elige.

-Claro, no me importa. No tengo miedo.

-Bien, pues luego nos vemos. -Se despidió Carlisle mientras me besaba fugazmente, y palmeaba en la espalda del moreno antes de marcharse y cruzar el umbral de la puerta, dejándome sola junto al hombre.

Sorprendentemente no sentía ningún tipo de pánico al encontrarme junto al vampiro milenario. Más bien sentí todo lo contrario: ganas de saber más de él, una enorme curiosidad y atracción por ese hermoso hombre de melena ondulada.

-¿Cómo te encuentras? –Preguntó con voz grave y seductora, totalmente desprovista de intenciones ocultas, mientras se posicionaba a mi lado.

-Bueno, algo preocupada y asustada por todo este tema, pero puedo soportarlo.

-Carlisle sabe lo que hace, es muy consciente de las cosas. No deberías preocuparte tanto por él, aunque entiendo que debe ser duro.

-Demasiado. ¿De qué lo conoces?

-Vivió con nosotros aquí hace ya... mucho tiempo. Es un viejo amigo, nos llevamos muy bien. –Sonrió nostálgico, volviendo la vista hacia mí.

-¿Cuál es tu historia? ¿Cómo acabaste siendo un vampiro?

El hombre suspiró divisando el horizonte por la enorme cristalera, mientras caminaba lentamente hacía ella. Me sorprendió mucho aquel deje de profunda melancolía.

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora