Capítulo 37

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Capítulo 37

A la noche ya nos encontrábamos de nuevo en Forks, todos menos Alice y Jasper, quienes se ofrecieron para arreglar lo referente a las dos casas, ya que yo no podía ni acercarme a ellas sin que se me cortase la respiración.

Me encontraba tumbada en la cama, ya que eran altas horas de la noche, cuando Carlisle entró en el cuarto para tumbarse a mi lado en la gran cama, abrazándome con fuerza.

-¿Viste a Eric en el funeral? –Pregunté al hombre, girándome para observar sus preciosos ojos.

-Sí. Antes de que se acercara a ti estuvo hablando conmigo. Ya te dije que se pondría pesado.

-Aunque es un prepotente caprichoso, me cae bien.

-Es bueno, aunque no lo parezca. Nadine, voy a ir a Volterra. –Me incorporé de inmediato, mirándole de forma suplicante.

-No, por favor. Intentarán hacerte algo.

-Debo hacerlo, tengo que terminar esto como sea. Ahora mismo no podemos hacerles frente con lo que acaba de pasar, además, no me harán daño; estoy seguro de que Eric ha intervenido en nuestro favor, si no ya se hubieran lanzado a por ti hace unas semanas.

-Iré contigo, Carlisle. Y no aceptaré un no por respuesta.

-Está bien. Tampoco quiero que estés sola.

Sonreí levemente, para después besar sus labios con fuerza, mientras dejaba que su aroma me embriagase por completo, haciéndome olvidar durante unos segundos todo lo ocurrido. Era literalmente lo único que me quedaba.


Dos días después ya volábamos camino de Volterra. Carlisle había avisado de nuestra inesperada visita, así pues, cuando llegamos ya nos estaban esperando en el siniestro castillo medieval. Todos los desagradables recuerdos que volvieron a mi cabeza me hacían estremecer.

-Bienvenidos de nuevo. –Habló con maldad la pequeña vampiresa rubia, mostrando una sonrisa.

-Hola, Jane.

-Os están esperando.

La tensión de Carlisle era perceptible, y eso me preocupaba muchísimo, ya que él jamás mostraba nada parecido en casi ninguna circunstancia. Traté de relajarme, suspirando profundamente.

Al abrir las grandes puertas de la sala circular, Aro se levantó de su trono con total elegancia, acercándose hacia nosotros.

-Estoy encantado de veros de nuevo, aunque hubiera preferido que fuera en otras circunstancias. Oh, siento mucho lo ocurrido, Nadine. –No le contesté, simplemente hice un pequeño gesto con la cabeza, tratando de no llorar.

-Aro, esta situación es insostenible. No podemos estar luchando siempre.

-Lo sé, Carlisle. Te di una opción.

-¡Sabes que no es la única! Danos un respiro, dáselo a ella. Acaba de morir su familia. –Habló indignado mientras miraba desafiante la inexpresiva cara del vampiro.

-Estáis a salvo, al menos por el momento.

Segundos después de que aquella voz lejana hablará, Eric apareció en la estancia con total elegancia, ocupando la derecha de Aro. Todos los presentes hicieron una reverencia con su llegada, menos yo.

-¿Qué haces aquí, Eric?

-Te ofrecí mi ayuda, y como vi que te costaba decidirte, decidí yo. -Los penetrantes ojos del guapo vampiro se clavaron en los de Carlisle, mientras sonreía posando como un modelo de perfumes ante la cámara. -He convencido a Aro y su comitiva de que Nadine es de fiar, y que por el momento, no es necesario tomar medidas drásticas. Además, como ya sabemos lo obedientes que son los Vulturi, podréis estar tranquilos por mucho que les joda mi decisión.

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora