Una nueva esperanza

Capítulo 6

Capítulo 6

Tras varias semanas volví al trabajo, a la rutina, y empecé a recuperarme emocionalmente de todo lo acontecido, pero mi corazón estaba muerto. Ni sentía, ni padecía, simplemente respiraba por costumbre, atrapada en un mundo que me daba igual. Pero un buen día todo cambió de forma inesperada, gracias a una visita.

Estaba colocando libros desordenados por estudiantes sin compasión, subida a una escalera cuando, al bajar y girarme, me topé con aquel ángel rubio y caballeroso que me dejaba sin habla con su simple presencia. Me sobresalté, primero asustada al bajar y verlo tan cerca sin esperármelo.

-Perdón, no pretendía asustarte –Se disculpó, dejando ver sus relucientes dientes tras esa sonrisa que volvería loco a medio planeta.

-No se preocupe, doctor Cullen.

-No me llames de usted, no es necesario. Llámame Carlisle.

-Está bien, perdona –Me sonrojé levemente, balbuceando -¿Puedo ayudarte en algo?

-Venía a devolver un libro y a buscar otro. Mientras busco el nuevo, ¿puedes ir arreglando lo de este?

-Claro, si necesitas algo estoy en el mostrador.

Sentí como dentro del pecho aquel vacío, aquella materia inerte, empezaba a revivir de forma vertiginosa palpitando de forma veloz. Me sentía como una adolescente, nerviosa y tonta ante su presencia. Absurdo y ridículo. Recordé lo que me había dicho Jessica hacía ya tiempo, y la sonrisa se me borró de golpe. No debía ilusionarme si estaba casado, pretendería ser cortés y educado simplemente.

Me levanté para colocar el libro que me entregó, y choqué con él de nuevo, esta vez, al girar una esquina de una estantería.

-¡Lo siento! –Respondí rápidamente, notando como mi corazón volvió a estar al borde del colapso, y mi cara ardía por los nervios y la vergüenza.

-No pasa nada, fue mi culpa. Ya encontré el libro. –Dijo sonriendo de forma amable. –Por cierto, ¿Cómo te encuentras después de este tiempo?

-Bueno, físicamente estoy perfectamente. De ánimo ando un poco peor, pero estoy saliendo poco a poco, Gracias. -Mentí con mi mejor cara de póquer, tratando de no mirarlo a los ojos.

-Es normal, no te agobies por ello, cada cosa tiene su tiempo. –Hizo una pequeña pausa y miró hacia un lado, algo nervioso, para tras unos segundos después fijar de nuevo sus ojos color topacio en mí y continuar hablando. -Se me había ocurrido que podríamos salir algún día, para ir al teatro, o al cine. Si te sientes con ánimo, claro.

Me quede boquiabierta. ¿Me estaba pidiendo una cita? Debía de ser un sueño, y seguro que el maldito despertador estaba punto de sacarme de él, pero cuando sentí su fría piel tocarme el hombro preguntándome si me encontraba bien, supe que era real. ¿¡Dios, cómo estaba sucediendo aquello?!

-¡Claro, cómo no! cuando quieras. -Me apresuré a responder, saliendo de mi ensimismamiento.

-Bien, yo mañana tengo libre a partir de las 6. Podríamos ir al teatro, estrenan Hamlet. Si te gusta el teatro, claro.

-Me encanta el teatro, y más Shakespeare. Me deben un pequeño favor, así que podré salir antes. –Dije sonriendo levemente, a pesar de que una parte de mí se sentía eufórica y extrañada. Él sin embargo parecía bastante contento, aunque, seguro que no habría comparación con la intensidad de mi alegría. 

–Te pasaré a buscar por tu casa a las 6 y media, si te parece bien.

Claro, genial. –Fue lo único que salió de mis torpes labios ante aquella situación.