Una nueva esperanza

Capítulo 9

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Capítulo 9

Eran ya las 11 de la mañana, y me encontraba de vuelta a casa después de haber zanjado el tema del alquiler. Pagué el primer mes y una suculenta fianza, y parecía que me habían saqueado sin compasión en la cuenta del banco.

Prepararía la mudanza y después de comer me marcharía al trabajo, así ya tendría mi nueva casa, a la noche, organizada. Conseguido mi objetivo a pesar de la falta de tiempo, contenta me fui a trabajar, encontrando un día tranquilo que agradecí en el alma. 

A la salida, cuando me despedía de Jessica, vi un Mercedes totalmente familiar; Carlisle salió de él y se acercó hacia nosotras con aquella afable sonrisa que lo caracterizaba.

-Jessica. –Dijo con una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo, mostrando una nueva sonrisa a la joven.

-Hola, doctor Cullen. Bueno, mañana te veo. Hasta mañana.

-Adiós, Jess. -Me despedí mientras luchaba por no reírme con su reacción de absoluta incredulidad, pasando después a mirar al rubio. -¿Cómo es que hoy saliste tan pronto?

-Terminé antes de tiempo el trabajo y decidí venir a buscarte. ¿Cómo ha ido lo del alquiler?

-Oh, bien. He llevado ya las cosas allí; hasta me dio tiempo a colocarlas. Si quieres puedes venir a verla.

-Claro, te sigo con el coche.

-Vale, pero no me llames lenta por conducir de una forma prudente.

-Está bien. –Dijo riendo mientras acariciaba mi rostro en fugaz movimiento.

Subimos a los coches y emprendimos el camino hacia mi nueva y demasiado espaciosa casa. Aquello era algo a lo que sin duda no me acostumbraría. Llegamos después de casi una hora de trayecto.

Entramos despacio en la oscuridad hasta que di con el interruptor.  

Al encender las luces se podía ver un gran salón con unas escaleras de caracol a un lado de la habitación, unos sofás blancos frente a un televisor plano, una gran mesa al otro extremo de la sala, y varias estanterías con libros y objetos de decoración demasiado minimalistas para mi gusto.

-Menos mal que venía amueblada. El hombre me dijo que sólo la alquila en invierno, porque esta es su residencia de verano. Así que me ha salido bien la jugada después de todo, o eso quiero pensar.

-Pues sí, porque si tuvieras encima que comprar muebles arruinarías a toda tu familia. -Agregó con una burlona sonrisa, pasando a rodearme con sus brazos para mirarme durante unos segundos. 

Cuando empezamos a acercar nuestros labios hasta llevarlos al borde del roce, no pudimos terminar al ser interrumpidos por que llamaron a la puerta. Sin saber quién era, maldije su mera existencia de forma casi automática. Abrí la puerta con algo de mal humor, extrañándome ante la visión del otro lado.

-¡Hola! he visto los coches en la puerta, y he pensado que podríamos hacerte una visita.

-Claro, adelante.

Deje pasar a Alice educadamente, quien muy emocionada comenzó a investigar cada rincón del salón junto con Esme, quien también la acompañaba. Las guié por toda la casa junto con Carlisle, enseñándosela con cero motivación. 

Las vampiresas comentaban cada detalle con una pasión que me rebosaba mi perplejidad, y yo sin mucha atención, pronunciaba algún monosílabo de vez en cuando. No es que la decoración me dé igual, pero desde luego no es algo que catalogaría como hobby, lo contrario que parecía pasarles a ellas.