Capítulo 54

193 12 0
                                    

Capítulo 54

Volvía a notar una fuerza increíble empujarme, hacerme temblar y desvanecerme, impidiéndome mantener el control sobre la maldita visión que luchaba por hacerse presente, pero a pesar del dolor y el esfuerzo que me suponía, seguí resistiéndome hasta que me venció. Todo lo demás se borró, apareciendo aquella oscuridad inmensa.

-Llevamos más de tres meses practicando, Nadine. Deberías ser capaz de controlarlo ya. –Replicó Eric, observando como me levantaba después de haber visto por milésima vez la escena de su collar. Enfadada, lo encarándolo mientras Carlisle contemplaba la escena unos pasos atrás, atento a mi reacción.

-Te recuerdo que no soy sobrenatural, esto para mí es muy extraño. Quizá fuera todo mucho mejor si dejaras de darme órdenes como a una esclava.

-Si lo intentaras con ganas y dejaras de quejarte, quizás habríamos acabado ya. –Respondió levantando las cejas con tranquilidad. Aquello acabó colmando el vaso.

-Me esfuerzo todo lo que puedo a pesar de que siento unos dolores horribles intentando bloquear mi mente, así que, ¿qué tal si te callas, Eric?

El vikingo sonrió con sorna y se acercó aun un poco más, con aquella sonrisa en su rostro que me crispaba enormemente. Carlisle, preocupado, se aproximó hacia nosotros con semblante serio.

-Me encanta cuando te enfadas. –Dijo Eric con una sonrisa, haciéndome resoplar de exasperación.

-Volvamos a intentarlo.

Me di la vuelta volviendo a por el collar que se hallaba sobre la mesa, y concentré toda mi furia en controlarme para evitar que la negrura volviera a apoderarse de mí.

Con tan sólo rozar el objeto volví a sentir aquella fuerza intentar penetrar en mí, pero está vez, conseguí que no me invadiera la escena del poblado vikingo, y volví a la realidad estando aún de pie. Los dos vampiros me miraban con sorpresa.

-Lo he conseguido. –Susurré mientras miraba a Carlisle, quien me sonrió con alegría. Se aproximó al instante y ambos nos besamos.

-Bien, ahora puedes practicar sola. Por cierto, deberías empezar a hacerlo con gente; sería muy útil que pudieras obtener la información que quisieras sobre alguien. Volveremos a vernos pronto.

Tras despedirse con un leve movimiento de cabeza, Eric salió del salón desapareciendo de la casa en cuestión de segundos, dejándonos solos en la estancia.

-Por fin se ha ido; menos mal.

-Sólo quiere ayudarte. Pero ya que lo has conseguido, no creo que volvamos a verlo en un tiempo. –Añadió sonriendo.

Le devolví la sonrisa con ganas, para después besarlo con pasión, mientras me estrechaba contra su duro cuerpo, enredando mis dedos en su cabello con ansias.

Él enseguida me tomó en brazos, y en menos de un segundo, ya nos encontrábamos en la habitación tumbados en la cama, deshaciéndonos de nuestras ropas sin parar de besarnos con fervor. Pero al recordar un detalle bastante importante paré en seco, observando los dorados ojos del rubio, quien se encontraba sobre mí.

-¿Qué ocurre, te he hecho daño? –Preguntó algo preocupado mientras trataba de quitarse de encima, cuando lo detuve, agarrándole de un brazo.

-No, todo está perfecto. Es sólo que no se sí deberíamos seguir sin tener protección, ya sabes...

El hombre sonrió y alargó un brazo para llegar a una de las mesillas de noche, de donde cogió algo que me mostró, aún con aquella sonrisa pícara.

-Ya me he ocupado de eso. –Añadió mostrándome una caja de preservativos; entonces, le devolví la sonrisa y comenzamos a besarnos de nuevo.


Pasaron un par de semanas sin ningún acontecimiento destacable, cosa que era de agradecer, aunque me fue demasiado extraño que Eric no hubiera dado señales de su inmortal vida en aquel lapso de tiempo, para enterarse de si era capaz de controlar totalmente mi nuevo poder, cosa que había conseguido con éxito junto a Carlisle. Con el cual practiqué, llegando a observar escenas de su pasado con tan solo tocarlo.

La noche había llegado hacía un par de horas, y Carlisle se retrasaba, con lo que ya comenzaba a ponerme nerviosa. Fui a coger el móvil para llamarlo, pero antes de que pudiera marcar su número, la puerta de la casa se escuchó, con lo que cogí a Albert en brazos y bajé rápidamente.

-Hola, ¿dónde has estado? Estaba preocupada. –Dije mientras me acercaba y besaba al niño en la frente, y después a mí en los labios.

-Perdona, Eric me llamó y tuve que reunirme con él.

-¿Qué quiere ahora? –Pregunté con algo de miedo, esperándome cualquier cosa mientras nos encaminábamos hacia el salón, vacío en aquellos momentos, y nos sentábamos en el sofá. El rostro del rubio estaba demasiado rígido

-Habrá una ceremonia en casa de Eric pasado mañana para presentar a Albert a la comunidad vampírica.

-¿Cómo? –Dije totalmente anonadada, y algo enfadada, rezando por haber entendido mal.

-Sí, él es un híbrido, es vampiro. Está sometido a nuestras leyes, y han de comprobar que no es un peligro para nuestro mundo.

-Por Dios, es muy pequeño. ¿Crees que podemos consentir que lo metan en una casa llena de vampiros? Supongo que para colmo también estarán los Vulturi.

-Sí, estarán todos los importantes de nuestro mundo. No tenemos elección, Nadine.

Observé el rostro serio de Carlisle, para después mirar a Albert escudriñarme con cara seria, a raíz de saber lo que pensaba y el miedo que sentía ante aquello.

-¿En que consiste exactamente esa ceremonia? -Pregunté, tratando de calmarme.

-No es nada en particular; quieren conocer al niño y saber de lo que es capaz, es sólo una reunión. No le pasará nada, Eric nos dio su palabra.

-No sé si podemos fiarnos de él realmente. ¿Cómo estás tan seguro, Carlisle?

-Porque no quiere perderte, y si le pasara algo a Albert sabe que no volverías a dirigirle la palabra. Nadine, no dejaré que os hagan daño jamás, aunque tenga que enfrentarme a Eric.

-Lo sé, pero yo tampoco quiero que te pase nada a ti. –Respondí con ansiedad, mientras vislumbraba una pequeña sonrisa en el rostro de Carlisle.

-Todo saldrá bien, ya lo verás. Iremos todos a esa fiesta y no ocurrirá nada.

-¿Crees que quieren que vaya porque saben que ahora tengo poderes?

-Estoy casi convencido de que lo saben y es uno de los factores, querrán saber también cómo has sobrevivido; todo lo que tenga que ver con el embarazo.

-Va a ser horrible. –Comenté tras un suspiro, pasándome las manos por el pelo con nerviosismo.

-Mamá... –Balbuceó Albert mientras me observaba serio, con aquello grandes ojos azul intenso, y Carlisle lo tomaba en brazos con cariño.

-Mamá está bien, no pasa nada; se preocupa mucho, pero no hay por qué.

-Tranquilo, cariño. Todo saldrá bien. –Agregué mientras acariciaba una de sus mejillas, abrazándome a Carlisle, intentando poner la mente en blanco para que Albert no descubriera mis temores.

Una nueva esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora